Situaciones paradójicas sorprenden a la sociedad dominicana. En particular los casos de corrupción que se investigan y persiguen, como Odebrecht, no deja de sorprender.
La Suprema Corte de Justicia conoció los recursos de apelación de los imputados en el caso Odebrecht. Llevaban 41 días detenidos. Personas reconocidas, con arraigo, y con sospecha de haber sido parte de un esquema de corrupción deleznable.
La segunda sala penal de la Suprema Corte de Justicia hizo las veces de corte de apelación. La presidenta de esa sala, Miriam Germán Brito, desistió de su anunciada decisión de no involucrarse en el conocimiento de los procesos relacionados con Odebrecht. Esa fue una excelente decisión de la magistrada.
La sentencia se dictó el sábado pasadas las 11 de la noche. Hubo decisiones unánimes, pero las más importantes fueron decisiones divididas, como los votos razonados y contrarios a la decisión del tribunal emitidos por las juezas Esther Agelán Casasnovas y Miriam Germán Brito.
Esas dos juezas son las que más pesan en términos de confianza de la ciudadanía que conoce las manipulaciones y controles políticos que existen en los organismos de justicia. Y pese a la decisión del tribunal de cambiar las medidas de coerción, dejando solo a dos de los imputados en la cárcel, lo que realmente mayor peso tuvo fue el voto disidente y razonado de la presidenta del tribunal, Miriam Germán Brito.
El voto de esa magistrada tiene más peso, por su valor testimonial y por su profunda honestidad y talante de jueza imparcial, que cualquier voto del conjunto de los miembros de la Suprema Corte de Justicia. Y no se trata de una exageración, ni algún interés para afectar la honorabilidad de los miembros del principal órgano judicial del país. Se trata de ponderar la verticalidad y valentía de una persona como Miriam Germán Brito.
Independientemente de lo que digan, de las críticas que reciba, de los ataques dirigidos en su contra, ella expresó que tiene un criterio diferente a la mayoría de los miembros de la segunda sala penal de la Suprema Corte de Justicia. Y por eso hay quienes sostienen que más que la sentencia misma, como reflejo de la mayoría de esa corte de apelación, lo que realmente tiene trascendencia es el voto razonado y expresado la noche del sábado por Miriam Germán Brito.
Sabemos que a ella esto le importa poco, pero veamos algunas de las expresiones de esta mujer profundamente honrada, y que se convierte en estandarte de lo que la sociedad dominicana llamará siempre la buena justicia:
En la etapa actual de este proceso, y con lo aportado para las medidas de coerción se aprecia una dificultad probatoria, que de no ser subsanada por el Ministerio Público en el curso de la investigación, y esperamos que así sea, no augura un futuro esperanzador por el momento, por lo menos del juicio a fondo, donde las pruebas deben ser estas quo no dejen lugar a dudas razonables.
Ojalá que el Ministerio Público reciba y acoja este consejo, para salvar su papel en este importante caso, y que la gente no vea sus actuaciones como una pantomima para engatusar a la gente, ocultando las motivaciones políticas. Miriam Germán se creció con su dictamen, valiente y razonable, porque lo siente y entiende que de ese modo debió actuarse con la sentencia del tribunal que ella preside, pero lamentablemente no se produjo así:
Es por todo lo anterior, ante la existencia del arraigo y la inexistencia del peligro de fuga, y las falencias probatorias antes mencionadas, que me inclino por un tipo de medida que no sea la prisión preventiva ni el arresto domiciliario.
Y luego viene lo más importante, lo relacionado con su conducta personal, con aquello de que "soy mi propia dueña":
Algo muy personal. Yo conozco, yo se que este voto puede echarme un montón de descalificaciones, rumores, insultos, twitters alevosos, por iniciativa propia o por encargo, pero mal juez seria yo si dejara de actuar conforme a la Constitución y las leyes, y conforme a mi conciencia, frente una sentencia que considero vulnera derechos fundamentales.
En mi ejercicio como juez tengo como prenda más preciosa un pequeño espacio en el cual soy mi propia dueña y que no se lo cedo a nadie. Alguien dijo, uno de mis dioses particulares dijo, que el corazón humano es un campo de batalla donde se enfrentan la libertad y el miedo. Creo que para el juez la frontera más lejana debe ser la del miedo. En mi favor, y frente a los previsibles detractores, puedo decir que en esta larga carrera este proceder lo he tenido no solo frente a personas de la condición social de los imputados presentes, sino también con aquellos que provienen de la marginalidad y de la extrema pobreza, también con aquellos perseguidos por sus ideas políticas. Es cuanto.
Vaya nuestro reconocimiento a la extraordinaria labor de la magistrada Miriam Germán Brito, ya que sus actos y su honestidad sirven de base para que los ciudadanos podamos recobrar la confianza perdida en una justicia que ha debido ser independiente pero que no lo es.