La República Dominicana tiene 59 años de relaciones diplomáticas formales con Taiwán.

Plantearse ahora un cambio de los acuerdos entre los dos países, y comenzar relaciones diplomáticas con la República Popular China, podría ser parte de algún plan de exportaciones masivas desde la República Dominicana hacia China Popular. ¿Es eso posible?

El tema tiene que preocupar por la imagen que estaríamos dejando, en caso de que ahora se ha informado que el gobierno dominicano está en dialogo con los representantes de la República Popular China, pese a que con quien tenemos relaciones formales es con Taiwán.

Es cierto que se trata de una cuestión de intereses. Y que nuestro país deberá evaluar con quien conviene más hacer negocios, si con Taiwán o con China Popular.

Los datos disponibles indican que pese a no tener relaciones formales con la República Popular China, llevamos un creciente déficit en nuestra balanza comercial con ellos. En 2013 importamos desde ese país 1,872 millones de dólares, mientras apenas le vendimos 231 millones de dólares. En el 2014 importamos 2,057 millones de dólares y apenas le vendimos 169 millones de dólares, y en el 2015 importamos 2,321 millones, y lo le vendimos 122 millones de dólares. Mientras aumentamos las importaciones, decrecen las exportaciones. Es un negocio que va muy mal, con beneficio para la República Popular China y con desventajas para la República Dominicana.

El embajador dominicano Erasmo Lara Peña, ha hecho llegar una comunicación a la dirección de Acento, comentando la información que se ha divulgado al respeto, y en particular las declaraciones del embajador Roberto Alvarez. Transcribimos a continuación el comentario del embajador Lara Peña:

Quisiera por este medio unirme a la voz del Emb. Roberto Álvarez, en su llamado que “a  nuestro país  le conviene mantener en estos momentos una posición de expectativa antes de decidir si establece relaciones diplomáticas formales con la República Popular China o si las mantiene con Taiwán.”

Nuestro país podría tomar ventajas inmediatas de abrir relaciones con la República Popular China, en cuanto algunas donaciones y aventuras económicas puntuales, pero realmente esto no significaría mucho en términos del valor histórico de nuestras relaciones con Taiwán y el valor presente y futuro de las mismas en relación al intercambio comercial y a lo conveniente para el desarrollo tecnológico y comercial de nuestro país de esas relaciones. Recordemos los grandes aportes en el área de la tecnología   por parte de Taiwán.   La triangulación comercial con Taiwán dentro de los parámetros del tratado de libre comercio USA-CAFTA-RD está ahí para explotarse,  con grandes beneficios para nuestro país.

Sería bueno que antes de abrir negociaciones formales con China, se estudiara a fondo los resultados de los beneficios que esto haya traído a los países que en los últimos 10 años han tomado tal decisión y las consecuencias reales de ese cambio.   Que se estudie el caso Costa Rica. Aconsejable seria también un serio estudio del intercambio comercial China-RD, a través de sus oficinas establecidas para tal propósito.

En cuanto a negociar el reconocimiento por el apoyo de China a nuestra candidatura al Consejo de Seguridad para el 2018, eso sería de nuevo cambiar espejitos por oro.  Y al final innecesario.  Más importante para estas elecciones sería que el país iniciara una seria campaña con tal propósito y que ojalá no surgiera otro candidato, por la simple razón de que a pesar de tener una misión súper numeraria somos casi invisibles a lo interno de la ONU.

En términos geopolíticos, sería conveniente mantener el apoyo a Taiwán, pues recuerdo lo que me decía uno de sus viceministros de relaciones exteriores en mi visita a ese país hace unos años, en cuanto a que las relaciones, las negociaciones Taiwán-China se están realizando a su propio paso y conceptualizaciones, y no hay imperativo para que los países que son hoy sus amigos, le retiren el apoyo.

Emb. Erasmo Lara-Peña,

Ex Representante Permanente de República Dominicana ante la ONU y Ex Asesor del Presidente de la Asamblea General de la ONU para asuntos de Paz y Seguridad.