Luego de dos períodos de gobierno, el presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, se inició hace varios meses un periplo por el mundo para despedirse del poder dejando una imagen satisfactoria y de haber hecho cosas que nunca se habían siquiera intentado desde la Casa Blanca. No incluyó entre sus planes a los agentes policiales.
Un ejemplo de ello es el restablecimiento de relaciones diplomáticas y políticas con Cuba y el régimen socialista de la isla. Luego de los acuerdos políticos, de las firmas de numerosos tratados de cooperación y de intercambios, Obama y su familia visitaron este año La Habana e hicieron historia con una visita presidencial que cierra un ciclo de 60 años de tensiones y acusaciones.
En la gestión del presidente Obama han ocurrido muchos acontecimientos, incluyendo la muerte de Osama Bin Laden, el retiro de las tropas norteamericanas de Afganistán, el surgimiento y empoderamiento del grupo ISIS, atentados terroristas en Boston, en París, varias matanzas de ciudadanos estadounidenses en universidades y centros de diversión, como el reciente caso de la discoteca Pulse, en Orlando, Florida.
No ha sido fácil para Obama despedirse en tranquilidad. Ahora que está de visita en Polonia, le sorprende y horroriza la matanza de cinco agentes de la Policía de Dallas, y otros seis heridos, como resultados de los disparos de francotiradores que decidieron asesinar a policías blancos, por las muertes de varios jóvenes negros a manos de agentes policiales. Es un serio problema de la sociedad norteamericana que subsiste a pesar de los años que han transcurrido desde los crímenes contra Martin Luther King y contra Malcolm X.
Obama lo sabe, y reaccionó indignado al ver el video divulgado sobre el crimen cometido por un agente policial contra el ciudadano Philando Castile, de 32 años. El martes había ocurrido la muerte de Alton Sterling en Baton Rouge, Luisiana, también a manos de un agente policial.
La indignación colectiva no se hizo esperar y las expresiones de indignación se vieron en las calles de muchas ciudades de los Estados Unidos. En una de las manifestaciones de Dallas se produjo la acción del francotirador Micah Johnson, un exsoldado de 25 años que manifestó que su objetivo era matar policías blancos. Y así lo hizo. Fue muerte por agentes policiales con la detonación de un explosivo vía control remoto. Los policías en cualquier ciudad tienen recursos de toda índole.
Estos hechos tiñen de sangre el final de la gestión de Obama, que además de ser el primer presidente negro de los Estados Unidos, se ha encargado de que la cuestión racial no sea un obstáculo para facilitar el entendimiento entre los miembros de la impresionante diversidad étnica que existe en los Estados Unidos. Obama no observó o hizo poco para influir desde su posición en los agentes policiales blancos deseosos de matar negros.
Obama ha dicho que disparar contra los agentes policiales es un crimen inaceptable, que no lo acepta, y que los agentes policiales corren muchos riesgos en el cumplimiento del deber. Admite también que es horroroso el asesinato de Philando Castille por un agente policial, en un hecho ocurrido dentro del vehículo que ocupaba la víctima. Un grandioso dilema para un presidente negro.
Con lo que viene en la fase final de la campaña electoral en los Estados Unidos, con un Donald Trump impredecible en materia racial y un discurso sensacionalista que pudiera incentivar las tensiones raciales, no será fácil para Obama terminar su gestión presidencial en tranquilidad. Incluso, ya entró en la contienda electoral abiertamente, promoviendo las aspiraciones de Hillary Clinton.
Desde que se conquistaron los derechos civiles para los ciudadanos afroamericanos, han sido muchos los progresos alcanzados por Estados Unidos en materia de derecho. Hoy, sin embargo, se mantiene el odio racial que lo expresan policías blancos frecuentemente con asesinatos de ciudadanos negros. Han pasado más de 40 años y todavía el tema no está resuelto en una policía bien pagada, bien organizada, educada y supervisada, como es la policía de los diversos Estados en EE.UU.
En República Dominicana no será fácil, entonces, hacer el cambio que muchos queremos y aspiramos, para que exista una policía formada en derechos humanos, en transparencia, el respeto, alejada del crimen, de la extorsión y del chantaje cotidiano. Sigamos adelante, pero observemos con detenimiento a la policía mejor equipada del mundo.