El presidente Danilo Medina acudirá de nuevo a la Asamblea Nacional este miércoles 27 de febrero. Es la segunda vez que ocurre, luego de que el pasado 16 de agosto se juramentara como presidente de la República y pronunciara un esperanzador discurso de honestidad, trabajo y bienestar para el pueblo dominicano.
Apenas han transcurrido seis meses y 15 días desde que se juramentó. El presidente ha comenzado a dar señales de que quiere hacer las cosas de modo distinto al anterior presidente, que es su compañero de partido y su jefe político, porque es el presidente del PLD, partido del que Danilo Medina es miembro.
Las designaciones realizadas por el presidente Medina el 16 de agosto fueron un contraste con su discurso de juramentación. Si el discurso levantó expectativas y entusiasmo, la designación del gabinete unas horas después representó un chorro de agua congelada contra el entusiasmo.
Danilo Medina se ha manejado como un equilibrista. Cuidando las formas y el contenido, para que su gobierno sea distinto del anterior pero evitando que lo sea demasiado, para que todo su entorno no se complique en el camino. Su vicepresidenta es la esposa del ex presidente, y muchos de los ministros son los mismos del anterior gobierno.
El caso de Bahía de las Aguilas es un gran ejemplo. El presidente Medina encargó a varios ministros resolver el tema de Bahía de las Aguilas, y trataron de hacerlo utilizando el método de la negociación y la transacción. El país no quiso que las cosas fueran como se acostumbraba en el pasado gobierno.
Los ministros encargados fueron precisamente tres que lo fueron también del pasado gobierno. Francisco Javier García, estuvo y sigue estando en el Ministerio de Turismo ; César Pina Toribio, fue Ministro de la Presidencia y ahora es Consultor Jurídico del Poder Ejecutivo, y Bauta Rojas Gómez, fue ministro de Salud y ahora es Ministro de Medio Ambiente.
El cuerpo diplomático y consular sigue siendo el mismo, el canciller sigue siendo el mismo, el ministro de Economía y Planificación sigue siendo el mismo, el jefe de la Policía Nacional sigue siendo el mismo, el Ministro de Interior sigue siendo el mismo, el Gobernador del Banco Central sigue siendo el mismo, y paremos de contar.
Ahora se habla de que el presidente Danilo Medina hará cambios en su gabinete y que su real gobierno comenzará a partir de esos cambios. No hay razones para pensar que el presidente tenga esos planes. Si los ejecuta y reorganiza el gobierno es probable que pueda poner en marcha planes para distanciarse de los últimos ocho años de gobierno y sentar las bases de una ejecutoria con su sello personal.
Danilo ha dejado claras algunas cosas: llega temprano a las actividades, visita cada semana, de sorpresa, lugares donde se necesita la visita y la vista del presidente de la República, ha humanizado más el ejercicio del poder, e incluso da la impresión de que no siempre tiene de su lado toda la verdad y la razón, como acaba de ocurrir con el caso Bahía de las Aguilas.
El presidente de la República necesita colocar su sello personal al gobierno, requiere de una obra oficial que lo recuerde y lo distinga, y ojalá que sea en el plano de las ejecuciones de políticas públicas, legales e institucionales, y no en la parte de infraestructura.
En el país hace falta que se de ejemplo de que las leyes hay que cumplirlas, y que no hacerlo puede tener consecuencias. Y eso debe ir para todos los poderes del Estado, comenzando con la presidencia y vicepresidencia, y siguiendo con el Congreso, el Poder Judicial y el poder municipal. Si Danilo consiguiera eso, que no requiere de gran cantidad de recursos, sería recordado por siempre.