El seguro Médico de los Maestros debía estar coronado en sus actuaciones de la mayor transparencia. No es lo mismo el dinero pagado por los maestros para recibir atenciones de salud que el dinero recibido de donaciones extranjeras para la celebración de talleres y seminarios sobre los más variados temas.

El dinero de los maestros debe ser sagrado y manejado con la mayor pulcritud, pero la administración del seguro médico ha estado en manos poco apropiadas en los últimos años, y todo cuanto ha ocurrido allí carece de transparencia y de rigor para ser analizado y pondera con ojos de indiferencia.

Debe indignar que la quiebra del seguro de los maestros implica la desaparición de más de mil millones de pesos. Dinero aportado por el magisterio y por el Estado. Una verdadera lástima produce la auditoría realizada por la Cámara de Cuentas a la gestión en el SEMMA.

Improvisación, desorden, ninguna rigurosidad, dispendio, abuso con los servicios médicos que debían ser entregados a los maestros, cobro de comisiones, tajadas, mordidas y muchas otras variantes de la incapacidad y la mañosería.

Da lástima que la Cámara de Cuentas no haya sido diligente en dar a conocer las irregularidades, y que ese expediente no haya ido a los tribunales de justicia. Estupor es lo que produce a cualquier persona decente observar la forma en que se diluyó en las manos de sus administradores los recursos de los maestros.

Pero si la Cámara de Cuentas ha sido displicente, mayor indiferencia observaron el Ministerio de Educación y la Superintendencia de Salud y Riesgos Labores (SISALRIL) en poner orden en aquel desorden, que estaba a la vista de todo el mundo, incluyendo al Palacio Presidencial, que oportunamente recibió informaciones sobre los desmanes que en el SEMMA se realizaban.

También resultó lacerante el papel de la Asociación Dominicana de Profesores y de sus dirigentes, que al parecer resultaban beneficiados con los desmanes de los recursos de los maestros. Millones y millones de pesos de los maestros se fueron los las cañerías de la corrupción. Y nadie ha dicho nada.

Es vergonzoso y nauseabundo que los responsables de la defensa de los maestros puedan ser parte de lo que ha ocurrido, y que la justicia se quede indiferente, como si nada estuviese pasando. La Cámara de Cuentas no entrega la auditoría, no se hace responsable por el descubrimiento que sus técnicos hicieron de las irregularidades.

Acento comenzó este lunes una serie de reportajes sobre los desmanes en el SEMMA. Ojalá que los maestros puedan expresarse, puedan quejarse más allá de lo que han podido hacer hasta ahora, y tomen iniciativas legales, al margen de sus famélico y desprestigiado liderazgo, para que quienes cometieron tropelías con los fondos del SEMMA sean llevados a los tribunales.

 

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