En las últimas semanas los precios de los combustibles premium y regular han aumentado hasta 20 y 22 pesos, respectivamente, lo que representa un golpe insoportable para la economía popular.

El aumento de la semana pasado fue de casi 3 pesos para la gasolina Premium, que se vende a RD$271.60, y de RD$3.20 para la regular, que se vende a RD$255.40.

Los precios internacionales del petróleo han subido, y da la impresión de que podrían quedarse en los actuales precios o subir en los próximos meses. Pese a ello, en la sociedad dominicana, ni en el gobierno, se percibe ninguna preocupación ni la adopción de medidas para reducir el consumo.

Los aumentos de los combustibles se reflejan en forma inmediata en los precios de los alimentos, en los precios de la electricidad, de los pasajes del transporte público, de los servicios públicos y privados, y al mismo tiempo tienen un efecto destructivo sobre la economía de sobrevivencia de los sectores populares y también de las clases medias.

La informalidad, que domina en más de 57% del empleo, también se ve duramente golpeada por estos aumentos. Una consecuencia adicional de los precios de los combustibles es la inflación y su consecuente derivación: el aumento de la ilegalidad y la interrupción de los programas de formalización de contratos que llevan a cabo las autoridades de las empresas de distribución eléctrica.

El gobierno tiene que poner en práctica algunas medidas para reducir el gasto en combustibles y paliar el efecto nocivo sobre la economía que tienen estos aumentos.

La sociedad dominicana está seriamente afectada por la pobreza. Los aumentos en los derivados del petróleo representan un crecimiento de la pobreza y la marginalidad, amén del incremento en la ilegalidad y en la informalidad.

¿O es que al equipo económico de la actual administración no le importa lo que está ocurriendo con los precios de los combustibles, que administra el Ministerio de Industria y Comercio?