Estamos en el siglo XXI. Es el siglo del desarrollo sostenible y de los cambios de paradigmas, en particular para la defensa y protección del planeta tierra. No hay otro planeta habitable conocido, y defender los recursos renovables es un imperativo para las personas y para los gobiernos. Nadie, aunque lo desee, puede mudarse de este planeta.

Todavía hay muchos que no entienden que cada dólar que gasta este país en combustibles fósiles importados es dólar que se pierde. Le pagamos el combustible exonerado a algunas empresas extranjeras que tributan en otros países. Así se van cada año más de mil millones de dólares en la República Dominicana y serán más en el 2018 y 2019 con la subida de los combustibles. Son dólares preciosos que robamos a nuestra educación, a nuestra sanidad, al sistema de pensiones, y que pudieran dedicarse para proteger nuestros recursos naturales y fomentar el desarrollo de un país bello y exuberante, un país inagotable, según la promoción del Ministerio de Turismo.

En las últimas semanas hemos podido ver cómo la Super Intendencia de Electricidad dio a conocer un informe en el que recomienda no instalar energía solar, sino más gas natural y energía eólica. Algo absurdo y opuesto a lo que todos los países están apostando. ¿Será que aquí tenemos menos sol?. ¿Será que aquí nos regalan los combustibles fósiles y que los mismos no tienen un impacto importante sobre el calentamiento global y los huracanes y tormentas que arrasan sin piedad nuestra cuenca del Caribe? ¿Nos estamos volviendo locos o simplemente estamos dejando que las políticas del país se dirijan al interés de unos pocos en detrimento de la inmensa mayoría?

Esta semana hemos podido leer como un empresario dominicano fuertemente ligado a las distribuidoras, Federico Valera, quien tiene una fuerte actividad comercial con las empresas generadoras en base a combustibles fósiles solicita que se deje de incentivar las energías renovables. Está pidiendo castigar las únicas energías que permiten que la inversión completa se quede en el país, que las personas y las empresas tengan un menor costo de abastecimiento de energía y puedan tributar más durante 20 o 30 años, enriqueciendo la economía dominicana, la de todos los dominicanos y no solo de unos pocos privilegiados.

Y nos preguntamos… ¿nos vamos a dejar manipular así como así o nos vamos a levantar fuertes para proteger nuestra economía y el futuro de nuestros hijos y nietos? Hace unos años se quiso atacar también el inicio de las energías renovables y vimos una excelente campaña viral que gritaba: Yo quiero energía renovable. Estemos atentos y listos para salir de nuevo a defender lo nuestro, un futuro sostenible de un país en el mundo, que se encuentra en el mismo trayecto del sol.