Con la elección de Danilo Medina como candidato presidencial del Partido de la Liberación Dominicana se define el cuadro para las elecciones del 2012. Hay que felicitar a los peledeístas, porque antes de que concluyera el escrutinio, la noche del domingo, los contendientes asistieron a brindar apoyo al virtual candidato electo.
Desde muy temprano habíamos dicho que los peledeístas podrían ahorrarse el proceso interno y proclamar, con una gran asamblea eleccionaria, a Danilo Medina, lo que le ahorraba dinero y tiempo, a la vez que le daba más oportunidad para competir a Danilo Medina.
Lamentablemente no asistió la cantidad de peledeístas que se esperaba a las primarias, pero quienes sí asistieron lo hicieron con tranquilidad, educación y en buena actitud, para que las dos elecciones resultaran exitosas.
El PLD y Danilo Medina tienen ahora la oportunidad de dar una demostración de madurez y fortaleza democrática. Tienen la desventaja de que van a una elección luego de 8 años en el poder. Todo el mundo sabe que el ejercicio del poder desgasta, y que las quejas contra el gobierno, por las razones que sean, se les pegan al candidato de su partido, al que los demás tratarán de desautorizar en la campaña electoral.
Danilo Medina considera que esta elección es una oportunidad que le da la vida y que le brinda Dios, para ir a la revancha con Hipólito Mejía, de quien ya perdió una elección presidencial en el año 2000.
Lo deseable sería que la revancha no se lleve a los extremos. Y que ni Danilo Medina ni el PLD hagan una campaña de la que tengan que avergonzarse, utilizando los recursos del Estado. Ese es el riesgo para un partido que está en el poder. La consigna de Danilo es de arreglar lo que está mal, seguir lo que está bien y hacer lo que nunca se hizo. Utilizar los recursos del Estado es una tendencia que debe cesar en las campañas electorales.
En el caso de los dos principales partidos, el PLD y el PRD, lo correcto sería que no recurran a la campaña sucia, al denuesto personal, que busca derribar en términos personales al contendiente. Lo deseable sería que la campaña electoral se parezca a la que realizan los candidatos de los países civilizados.
Y finalmente, que haya un debate, que se promueva la participación de todos los candidatos, no solamente la de los grandes partidos, y que el país tenga la oportunidad de escuchar lo que en democracia, proponen todos los aspirantes a la presidencia de la República.
Nuestro llamado al Conep, a la Anje, a la Cámara Americana de Comercio, a Finjus y Participación Ciudadana, y a todos los que organicen debates, es que tomen en cuenta los candidatos de las fuerzas emergentes, que les brinden democráticamente la posibilidad de hablar, y no los discriminen y los marginen, como si fuese un desprecio en beneficio de los partidos tradicionales que componen el bipartidismo.
Eduardo Estrella, Guillermo Moreno, Julián Serulle, Pelegrin Castillo, Max Puig, Danilo Medina e Hipólito Mejía pueden convivir en una contienda, en un diálogo, en donde todos tengan la oportunidad de decir lo que piensan hacer desde la presidencia de la República, en caso de que resulten favorecidos.