Las cárceles, por ser oscuros reclusorios del desecho social, suelen ser lugares oprobiosos no muy lejos de la descripción que ofrece Hollywood. Pero aquí nos empeñamos en dejar que sean algo más que una ignominia que supera la propia ficción.
Que un recluso asesine a otro con una arma de fuego en el interior de una celda, como ocurrió en la cárcel de San Francisco de Macorís, es tan vergonzoso como el que a estas horas no hayan autoridades carcelarias renunciantes.
Con antelación, en ese mismo recinto penitenciario, se había efectuado una requisa que decomisó cuchillos, celulares y cigarrillos. Cómo ingreso un arma de fuego y luego aparece en manos de un recluso? No es pregunta difícil de responder.
La sobrepoblación de presidiarios en las cárceles criollas que no pertenecen al Nuevo Modelo es tan habitual como los negocios ilegales, el tráfico de estupefacientes y el servicio de damas vía delivery.
Por qué no, también, facilitar un arma de fuego? En un mundillo tan sórdido como el de las prisiones, y una ecuación que pone en contacto a gente que ha delinquido y otros que sin estar presos no están lejos de serlo, el resultado es digno de sentencia.
Es un caso escandaloso. Otro. Y nos lleva a pensar que si nos parapetamos ante un costado de las rejas, es fácil determinar que hay delincuentes a cada lado de los barrotes.
Pese a infringir la ley, los ciudadanos privados de libertad tienen derecho a un sistema penitenciario en el que puedan purgar sus penas sin estar expuestos a convertirse, con los años, es puro detrito humano al encontrarse en un lugar más propio del infierno descrito por Dante.
No entusiasma a nadie la indagatoria anunciada por la Dirección de Prisiones. Y es que ningún resultado anterior, con sus deficiencias conocidas, ha podido servir para encarar el problema de modo integral. La de las prisiones como barracas inmundas que no regeneran a nadie es una de las deudas sociales pendientes condenadas al olvido.
Demasiados años hemos pasado "coleccionando" casos que de tan infames nos hacen reos de la ineficiencia más ruin, mientras unos cuantos se enriquecen delinquiendo a costa de otros que deberían ser sus compañeros de celda.