La pandemia de coronavirus sigue creciendo en la República Dominicana. En la medida que se han divulgado los boletines del ministro de Salud Pública, hemos ido percatándonos de cómo la epidemia se agiganta: 1, 2, 3, 12, 41, 72, 202, 245… Y seguirá creciendo.
En la medida que el gobierno disponga, y distribuya los kits de detección del virus, y haya más centros de salud realizando pruebas, tendremos más casos confirmados, aunque el control de la información la mantenga la Comisión Nacional creada por el presidente de la República para hacerle frente al virus.
Gustavo Montalvo, ministro de la presidencia, y Rafael Sánchez Cárdenas, ministro de Salud Pública, son los que dan la cara, responden las preguntas de los periodistas y dan a conocer de las disposiciones del gobierno.
Ha pasado una semana desde que el presidente Danilo Medina se dirigió al país, el pasado 17 de marzo. Los líderes de los partidos, Luis Abinader, del Partido Revolucionario Moderno, y Leonel Fernández, de Fuerza del Pueblo, que son a su vez los dos candidatos presidenciales opositores, hicieron sugerencias. Pero desde el gobierno nadie dio una respuesta oficial a sus ofrecimientos y propuestas. El gobierno anda todavía en la superficie, y no hay un plan claro y abarcador para detener el coronavirus.
El pago a los empleados públicos ha sido errático. No se tomó en cuenta la concentración de personas en las filiales abiertas del Banco de Reservas. La distribución de alimentos está siendo realizada por el Plan Social de la Presidencia, y generalmente genera concentración de personas. Hay protestas y todo luce caótico. El toque de queda produce apresamiento de miles de personas todas las noches. Esas personas son llevadas a lugares controlados por la Policía Nacional, y las ponen en cárceles comunes. Son centros de expandir el virus, exactamente lo contrario de lo que el gobierno desea.
El presidente luce solitario (¿la soledad de poder?). Con mascarilla y guantes en el Palacio Nacional. Y los funcionarios a su alrededor igualmente protegidos, pese a que se realizan exámenes antes de que los funcionarios entren a los lugares donde se reúnen con el gobernante.
Comienza a hablarse de la posible posposición de las elecciones presidenciales y congresuales de mayo de este año. Eso requiere de un acuerdo entre los líderes políticos, incluyendo a Gonzalo Castillo, candidato presidencial del PLD, y al propio presidente Medina, además de la Junta Central Electoral.
Este momento que vive la República Dominicana requiere de una decisión más contundente del gobierno con las medidas para prevenir el coronavirus. Por ejemplo, la adquisición de respiradores artificiales para apoyar a las personas mayores de edad que requieren auxilio, como ha estado ocurriendo en China, Italia y España. El gobierno sigue en silencio sobre ese asunto. O sobre la necesidad de proteger los salarios de los empleados que han tenido que paralizar sus labores productivas en el sector privado. Nada han dicho las autoridades sobre ello. O estimular a que haya un pronunciando de los empresarios, en particular los grandes empleadores, que salgan de sus residencias donde se encuentran en cuarentena o graben algún mensaje sobre la protección de los ingresos de los empleados. Es lo que han hecho otros países.
Algunas personas han hablado de utilizar los fondos de pensiones para devolver ingresos a los trabajadores, y que el sector privado no asuma ninguna responsabilidad con los salarios de los empleados. Esa medida es irregular totalmente. Ese dinero es los trabajadores, y mal se haría poniendo a los empleados a asumir la responsabilidad que corresponde los empleadores.
Además, habría que modificar la ley 87-01, y en caso de que se consiguiera generaría una tragedia para el ahorro nacional. Una gran parte de ese dinero se encuentra colocado en los bonos emitidos por el Estado. ¿Cuál es el propósito de utilizar ese dinero ahora y devolverlo a los trabajadores cotizantes? ¿Para dinamizar la economía? ¿Para que los trabajadores compren electrodomésticos y realicen inversiones? Ninguna de esas justificaciones logran convencer de la benevolencia de destruir el sistema nacional de pensiones.
El liderazgo del gobierno, frente a esta crisis, está quedando lesionado. Y en particular el liderazgo del presidente de la República, que luce desconcertado, callado, preocupado más de la cuenta para no contraer el virus, por todas las medidas que se han puesto al servicio del primer mandatario, luego de que el ministro de Relaciones Exteriores, Miguel Vargas Maldonado, resultara positivo de coronavirus.
El presidente debe sacudirse del cerco que tiene a su alrededor, y comenzar a buscar consenso para las decisiones económicos fundamentales que está obligado a tomar, relacionadas con la salud de la población dominicana, y la salud económica del país.