Tanto en su campaña electoral, y luego como presidente de la República, Danilo Medina ha sido claro sobre la improductividad del subsidio eléctrico, sufragado por el Estado. En un momento el presidente describió ese subsidio como “un barril sin fondo” imposible de mantener.
Incluso, la inversión lanzada por el presidente en las dos plantas de Punta Catalina, se sustentan en la necesidad de acabar con el subsidio. Y en la inauguración de los trabajos de construcción de esas plantas, Medina repitió sus ideas sobre el subsidio.
Por tanto, lo que se entiende oneroso, improductivo, una carga sobre las finanzas públicas, requiere de políticas del gobierno para eliminarlo. Y no ha sido así. Con las empresas del sector eléctrico el Estado debía recibir ingresos, y en cambio desembolsa en particular para cubrir el subsidio. Las pérdidas del sector eléctrico son técnicas, por pérdida de energía, y no técnicas, por el impago del servicio prestado. Muchas familias, barrios, sectores, pueblos, y hasta empresas, no pagan el servicio eléctrico y el Estado de cubrir con fondos públicos ese no pago.
No hay forma de que, como ocurre con cualquier servicio, como el teléfono o el telecable, se suspenda la provisión de electricidad a quien no paga por el servicio. En su lugar, el Estado paga.
Pese a los bajos precios del petróleo, el país no ha podido disfrutar de energía a bajo costo, porque el Estado no ha bajado la electricidad para cubrir el déficit con esos fondos. Ya se apara pagar Punta Catalina, como se dijo en algún momento, o para entregar los fondos a los generadores por pago de los subsidios estatales.
Eduardo García Michel, economista, ha dado datos sobre la cantidad de dinero que el gobierno transfiere al sector eléctrico. Todo dinero entregado al sector eléctrico es para cubrir el no pago del servicio. En algún momento ese caudal de dinero tiene que pararse y servir para algo más productivo o brindar un servicio más ajustado al precio real a los que lo pagan.
Los datos de García Michel hablan de que en 2004 se transfieren 477 millones de dólares al sector eléctrico, y en el 2008 ese monto se elevó a 1,361 millones de dólares, y en el 2012 el monto fue de 1,100 millones de dólares. En el 2015 se transfirieron 938 millones de dólares. Nadie en este país, de los que pagan impuestos estarían interesados que el monto pagado de sus obligaciones se utilizara en el pago de la energía de quienes la consumen y no la pagan.
Lo que debemos esperar es que el presidente Danilo Medina ponga en vigencia, como política de su gobierno, el final del pago del subsidio eléctrico, ese barril sin fondo que empobrece cada día más a la sociedad dominicana, y que no representa ningún signo de prosperidad, avance, sino un retraso para solucionar el eterno problema de los apagones en la República Dominicana.