El presidente Danilo Medina deberá revisar sus prioridades. Hace varios meses que la empresa taiwanesa General Energy Solutions (GES), propietaria del más grande proyecto de energía solar de la República Dominicana, anda dando tumbos para iniciar la segunda etapa y aportar al sistema eléctrico nacional 66 megavatios de energía, como parte de un contrato firmado por el Estado y avalado por la Corporación Dominicana de Empresas Eléctricas Estatales.

Pero los inversionistas taiwaneses no pueden iniciar su segunda etapa, debido a las trabas burocráticas que les han impuesto la Comisión Nacional de Energía, la propia CDEEE y la Superintendencia de Energía. Como si la generación de energía solar no fuese prioridad ni tuviera ninguna importancia para la sociedad dominicana.

Monte Plata Solar no es sólo el más grande proyecto en la República Dominicana a partir de energía solar, sino que es el más grande en la región del Caribe. Es el único proyecto puesto en funcionamiento con energía solar, con una inversión de 111 millones de dólares. El Poder Ejecutivo, mediante el decreto 121-15 le dio autorización al vicepresidente de la CDEEE, Rubén Jiménez Bichara, para firmar la segunda etapa de este proyecto, pero las trabas burocráticas tienen a los inversionistas, por más de un año, perdiendo dinero con los panales solares a instalar almacenados y pagando el costo del desuso en territorio dominicano.

La primera etapa del proyecto Monte Plata Solar requirió 132 mil paneles solares, que hoy día operan a plena capacidad y la energía se coloca en las líneas de distribución de la CDEEE mediante un contrato de venta de energía. La siguiente etapa no se ha podido instalar por las trabas y obstáculos que le han puesto los funcionarios del sector eléctrico, sin justificar las razones por las que impiden que la energía limpia, obtenida a través del sol, se utilice en el país.

Cuando el presidente Danilo Medina asistió a la inauguración de la primera etapa de Monte Plata Solar, el 28 de marzo del 2016, al observar aquella instalación y la limpieza en la generación de energía renovable, preguntó que para cuándo se instalaría la segunda etapa, y los inversionistas taiwaneses prometieron que para marzo del 2017 estaría completada la segunda fase del proyecto. Danilo Medina les dijo que tenían todo el apoyo de la presidencia de la República.

Desde entonces todo ha caminado como el cangrejo, hacia atrás. No se otorgan los permisos, se rechazó el acuerdo previo que se había firmado para compra de energía, pese a que se trajeron los panales fotovoltaicos no han podido ser instalados. Las solicitudes de la empresa han tenido que ser entregadas varias veces, porque en las entidades oficiales “las pierden”. Todo anda mangas por hombro en este asunto pequeño, casi insignificante, para la primera empresa taiwanesa que decidió acoger el llamado del presidente de la República a invertir con confianza en la República Dominicana.

¿Es que las palabras del presidente no tienen valor? ¿Es que las promesas de promover energía limpia es un mero discurso para engañar a los ilusos? ¿Es que el presidente es el único interesado en la energía limpia y los demás funcionarios del sector eléctrico andan por caminos distintos a los del presidente Medina?

Es mucho lo que el país puede lograr impulsando la energía solar y la energía eólica. Para ello el Congreso Nacional aprobó la ley 57-07 sobre incentivos a las energías renovables, y el Poder Ejecutivo le ha dado relevancia, y ha brindado apoyo a quienes han traido recursos a la República Dominicana. Lo que no se entiende ahora es la negativa a que Monte Plata Solar instale la segunda etapa de su proyecto. Da pena y vergüenza.