La Universidad APEC es una de las más acreditadas academias de educación superior del país, y está confrontando una crisis de grandes dimensiones en su consejo directivo, que podría iniciar su descrédito y posteriormente llevarla a una especie de descalabro moral, como ha ocurrido otras veces. Cuando situaciones como estas ocurren en una entidad en que confluyen muchos intereses y puntos de vista, lo correcto es tratar de buscar un entendimiento y evitar a toda costa el enfrentamiento y el fraccionamiento.

Hay que decir que los 11 renunciantes miembros del Consejo Directivo de la Universidad APEC no son insignificantes, ni personas que les pueda echar a menos. Ignorar su inconformidad traerá nuevas inconformidades. El conflicto ha iniciado con la ratificación del señor rector, don Franklyn Holguín Haché, y continúa con el rol de las jerarquías en esa academia universitaria. La renuncia es apenas el reflejo de muchos otros problemas, que irán saliendo y que pondrán esa universidad en nuevas dificultades éticas y morales.

Las autoridades de UNAPEC han manejado el conflicto tratando de minimizarlo, evitando que se hable del conflicto y hasta cierto punto han tenido éxito, pues pocos medios de comunicación han dado a conocer las renuncias de 11 importantes ejecutivos de esa entidad sin fines de lucro, miembro del todo el complejo de APEC, que además de la educación superior, incluye educación media con el CAFAM,y las entidades CENAPEC, FUNDAPEC, PROMAPEC y APEC cultural.

Olvidan que la influencia de los renunciantes, en los ámbitos en que actúan, se convertirá en un elemento negativo para la universidad y para el conjunto del grupo APEC. Este tema no concluye con la designación de los nuevos miembros del Consejo, que son personas también de prestigio, comenzando por su nuevo presidente Dr. Hipólito Herrera Pellerano, hasta la celebración de la Asamblea Eleccionaria de octubre próximo.

Acción Pro Educación y Cultura (APEC) se encuentra en un delicado momento. Suponer que han superado la crisis con las últimas designaciones, y con las elecciones que tendrán el próximo mes, es una quimera. Hay más problemas de fondo que deberán afrontar y tratar de encontrarles solución. Este asunto no es solamente por la ratificación del rector.

La salida de un grupo de personas como las que decidieron cortar sus lazos y marcharse de una entidad a la que sirvieron desinteresadamente, poniendo su nombre y su prestigio, es algo que representa mucho más que un disgusto momentáneo. Es una tradición que en las instituciones académicas, sindicales, gremiales y políticas haya conflictos por el reparto de los cargos. Este parece ser uno de esos casos, pero es muy lamentable y doloroso que así sea en esta academia de tantos años.

Los que se fueron cuentan con prestigio y reconocimiento, y lo utilizarán para dar a conocer su criterio.

  1. Justo Pedro Castellanos Khoury, presidente del Consejo de Directores y exrector de APEC
  2. Cynthia Teresa Vega, primera vicepresidenta
  3. José Alfredo Corripio, segundo vicepresidente
  4. Pilar Haché, tesorera
  5. Aura Celeste Fernández Rodríguez, secretaria.
  6. Isabel Morillo, directora
  7. Humberto Sangiovanni, director
  8. Cristina Bonetti, director
  9. Raymi Mejía, director
  10. Rodolfo Soto Ravelo, presidente de Promapec, y
  11. Tomás Pérez-Ducy, presidente de Unapec

Un problema es que la cabeza del Grupo APEC se involucró en el conflicto de la Universidad y ahora no puede jugar el rol de mediación que le correspondería, para restablecer la "normalidad" en la Universidad APEC. La propia naturaleza del conflicto le impide al Ministerio de Educación Superior Ciencia y Tecnología involucrarse. Lo deseable es que el grupo propietario de la Universidad APEC encuentre un ente independiente, al que acudan, y que les pueda ayudar a dirimir las diferencias en torno al rector, y que además, analicen y descubran el fondo que ha llevado a este fraccionamiento. Para bien de la universidad y de la comunidad educativa en general.