Con apenas 48 horas de distancia del 1 de mayo, Día Internacional de los Trabajadores, el Comité Nacional de Salarios fracasó en su intento por lograr un consenso entre empleadores y representantes de los trabajadores para disponer de un aumento salarial.

Los trabajadores exigen un aumento de un 30 por ciento en los salarios, mientras el sector empleador propone un 11 por ciento.

Es la misma historia de siempre. Mientras tanto la inflación se ha comido los salarios de los trabajadores, y por otro lado los aumentos en los precios de los combustibles tienen un efecto nocivo sobre la economía popular, particularmente sobre los precios de los productos de la alimentación cotidiana.

El papel del Comité Nacional de Salarios es de mediador. Sin embargo, podría –con todos los mecanismos que tiene el Estado- contribuir a que el aumento de salario se acerque al monto acumulado de la inflación medido desde el último aumento de salario que se negoció y pactó en las mesas del Comité Nacional de Salarios.

Es grave la situación. Se trata de la capacidad adquisitiva de la población asalariada, y en particular la que se sostiene con un salario mínimo. Son héroes los integrantes de las familias que se sostienen con una canasta básica inferior a los 20 mil pesos, y que al mismo tiempo reciben salarios por debajo de los 10 mil pesos.

Es una terrible realidad, y estamos ante un proceso de despauperización, de empobrecimiento contínuo de las familias dominicanas, y con la presión de servicios como el agua, la energía, el transporte, la escolaridad, que suben de precio tan rápidamente, y que resulta casi imposible alcanzarle. Los salarios no crecen al ritmo del precio de los servicios básicos. Y no incluimos los medicamentos y demás servicios de salud como parte de los mismos. Es imposible la subsistencia.

El gobierno está compelido a ser más proactivo en las gestiones en el Comité Nacional de Salarios.