Este 19 de enero se cumplen cuatro años de la muerte de Hamlet Hermann. Prometimos no olvidarlo. Y no faltaremos a esa promesa.

Hamlet fue un dominicano fuera de serie. Ingeniero, economista, contador, historiador, ensayista, político, narrador, emprendedor. Le correspondió ser el primer ingeniero de la República Dominicana en manejar un computador en los inicios de los años setenta. Trabajó y se especializó en construcción de aeropuertos y en organización del transporte terrestre.

Aparte de sus especialidades, y de su vocación por la transparencia y el servicio bien prestado, Hamlet Hermann fue un hombre de valores y principios. Valores y principios democráticos. Se unió políticamente a Caamaño, fue parte de un proyecto político-guerrillero, y posteriormente se unió al Partido de la Liberación Dominicana, antes de que llegara al poder. Luego construyó varias propuestas políticas y candidaturas, incluyendo la de la alcaldía del Distrito Nacional.

Nunca se detuvo. Siempre aspiró a llevar adelante propuestas innovadoras, que representaran cambios en la administración pública. Hamlet fue un hombre de progreso. Un crítico que jamás se conformó con nada que pareciera concluido. Siempre había algo nuevo que era posible hacer. Así lo conocimos hasta el final de sus días, el 19 de enero de 2016.

Hamlet inspiró a muchos ciudadanos, dominicanos y extranjeros, a realizar proyectos de cambios políticos y personales.

Siempre lo recordaremos como un inconforme y un iconoclasta. Amante del arte, de la historia, recolector de documentos. Cuando nadie se lo esperaba Hamlet aparecía con un libro de ensayos sobre un tema que había investigado hasta la saciedad, reuniendo documentos y escuchando puntos de vista, y ofreciendo un criterio del que estaba absolutamente convencido. Nada le estaba vedado.

Intelectual, padre amoroso, amigo entrañable, nos dejó con el corazón en las manos cuando el 19 de enero del 2016 se marchó repentinamente. Iba por el Malecón, manejando su automóvil, y se pronto le fallaron las fuerzas. Fue llevado a un centro médico de la avenida independencia, pero no fue posible que salvara su vida. Se nos iba un hombre necesario, lleno de proyectos y de ideas revolucionarias, necesarias para una República en evolución.

Lo recordamos y lo recordaremos. Su familia tiene el proyecto de la Fundación Hamlet Hermann. Es una fundación necesaria, que recogerá la parte inconclusa de su trabajo y que hará lo que sea necesario para que sea terminada. Les animamos a hacerlo. Hamlet, donde quiera que esté, lo agradecerá, y quienes le conocimos  agradeceremos que sus hijos no lo olviden, ni pierdan el rastro del camino que trazó su padre. Estaremos acompañándoles. Por la memoria de Hamlet Hermann.