Los políticos, funcionarios, líderes empresariales, profesionales y sociedad civil siguen los temas del coronavirus, pero tienen muy pendiente, unos más y otros igual, el tema político electoral.
Partidos políticos tratan a toda costa de echar a un lado la cuestión del contagio para tener más libertad y más posibilidad de transmitir su mensaje, realizar marchas o caravanas, porque las elecciones son también para senadores y diputados, y no únicamente para escoger presidente y vicepresidenta de la República.
En ministro de Salud se ha destacado por dar sus ruedas de prensa, ofrecer los informes más relevantes sobre la lucha contra el Covid-19, sin descuidar los asuntos políticos. ¿Quién puede olvidar su proclama política contra el peregrinaje del mesías de nuevo cuño en Puerto Plata, acusando a la oposición? O el calor que sintió Rafael Sánchez Cárdenas, al visitar el Hospital Móvil donado a La Vega por Luis Abinader, candidato presidencial del PRM. Debía agradecerlo, y no lo hizo, y cuando se le preguntó qué opinaba dijo “es muy caluroso”.
Los embajadores, que inicialmente estaban muy atentos al avance del Covid-19 en sus países, ya comienzan a hacerse sentir en la comidilla local, poniendo atención a la campaña electoral, a los ataques, verdades y mentiras, la divulgación de encuestas y muchas otras informaciones de las proyectadas elecciones del 5 de julio.
Las dudas sobre las actuaciones del gobierno crecen. El gobierno dice que tiene que defender la salud de la población, evitando los contagios. Han pasado casi dos meses de la cuarentena, y el presidente solicitó ahora una tercera prórroga por otros 25 días, luego de dar la impresión de que preparaba las condiciones para la desescalada. ¿La decisión es obligada por la salud como prioridad o por las elecciones como tema central? Esa es la respuesta que todo el mundo está tratando de descifrar. Sólo el presidente lo sabe. Danilo transmitió claramente el mensaje de que no le interesa quedarse más allá del 16 de agosto. Sin embargo, él desea entregar la presidencia a Gonzalo Castillo y no a Luis Abinader o a Leonel Fernández.
Pero no se trata de un asunto de deseos. Se trata de la realidad, de la intención del voto mayoritario. Se trata de la posibilidad de cambiar la intención de votos de una buena cantidad de dominicanos pobres, que necesitan ayuda. El gobierno está poniendo dinero en manos de los dominicanos más empobrecidos y de los que han perdido temporalmente sus empleos. ¿Será posible conseguir que la intención de voto se transfiera de Danilo a Gonzalo o de Luis a Gonzalo? Complicado el cuadro.
Para lograr el milagro de que el PLD siga en el poder -de forma consecutiva por 20 años- queda mucho trabajo aun, antes del 5 de julio. Si es que es posible que el 5 de julio se vote. La otra cosa es que el gobierno no parece estar interesado en el voto de los dominicanos en el exterior. Son 630 mil votos, y son críticos y tienen interés e intención de incidir. Son los votos de las remesas, los dominicanos que aportan cada año 7,500 millones de dólares al país. Por lo menos dejarles votar sería un agradecimiento y un reconocimiento a su esfuerzo. Tienen que escoger diputados, y ese es un derecho constitucional.
La oposición está levantando las manos, quiere tomar la palabra y hacerse escuchar. Está pendiente la decisión de la Cámara de Diputados sobre el Estado de Emergencia ya aprobado con 25 días más por el Senado, como lo solicitó el presidente Medina. Es el turno de los opositores, que controlan y que en dos ocasiones han devuelto al Senado los 25 días aprobados para que lo reduzcan a 15 y 17 días. Han anunciado que no aprobarán más días del Estado de Emergencia al presidente. ¿Y si le aprobaran 10 días o una semana? Podrá el gobierno mantener más tiempo la cuarentena.
La justificación la acaba de dar el Ministro de Salud Pública, con el establecimiento de un cerco epidemiológico sobre cinco provincias, sin afectar la entrada y salida de esas provincias. Ahora es que se pone más seria la vigilancia, luego de dos meses de juego flexible. El cerco afectará La Romana, San Pedro de Macorís, Monte Plata, Distrito Nacional, Santo Domingo y San Cristóbal. Y de inmediato aparecen teorías jurídicas de que el Estado de Emergencia es posible sin la aprobación del Congreso, porque prima la seguridad en salud sobre cualquier otro derecho. Siempre hay gente dispuesta a perder las libertades ganadas con sangre y sacrificio, por deseos de quedar bien y aplaudir al poder. Ser complacientes tal vez no sea lo que necesitamos. Requerimos amar a este país y dedicarle el esfuerzo más honrado y la fuerza de voluntad más comprometida con su continuidad y prosperidad. Por encima de las ambiciones políticas.