El comportamiento de la pandemia de Covid-19 reportado por las autoridades del Ministerio de Salud Pública en los últimos días tiene que preocupar y ocupar, no sólo al personal que trabaja en el campo sanitario, sino a toda la población.
El reporte del boletín 104, del 1 de julio, las autoridades informaron de 819 nuevos casos de contagios, y en el boletín 103, del 30 de junio, reportaron 752 nuevos casos. Fue precisamente el lunes cuando las autoridades oficializaron la resolución 018 del Ministerio de Salud Pública, que había sido filtrada el sábado, pero que el Palacio Nacional negó que fuera oficial, estableciendo los nuevos parámetros regulatorios para enfrentar el virus. En el boletín 102, del 29 de junio, las autoridades reportaron 443 nuevos casos.
Precisamente el lunes, en medio de la expansión de la pandemia, y estando en presidente en un amplio recorrido de varios días por todo el país, se informó de la intervención del Ministerio de Salud Pública y el Servicio Nacional de Salud al Hogar de Ancianos San Francisco de Asís, del Distrito Nacional, por una ola de contagios que mató en unas cuantas horas a por lo menos 12 personas de la tercera edad, sin que el Consejo Nacional de las Personas Envejecientes haya intervenido, ofrecido ayuda o socorrido a las religiosas que ofrecen protección a los ancianos.
La directora del Consejo Nacional de Personas Envejecientes actuó con ligereza, y tratando de salvar la ineficacia oficial en ofrecer apoyo a las personas recluidas en el Hogar de Ancianos.
El mismo 29 de junio la periodista Edith Febles informó lo siguiente:
Un brote de COVID19 se registra en el Hogar de Ancianos San Francisco de Asís de la avenida independencia. Hay fallecidos (en un número no precisado con certeza), varios con síntomas de la enfermedad incluidas monjas que prestan servicios en el lugar.
La doctora Alicia Núñez, médico y con 28 años de trabajo en el Hogar de Ancianos, informó que desesperada buscaba, junto a la religiosa que dirige el lugar, por lo menos 80 pruebas de Covid-19 para detectar quiénes estaban infectados y quienes no. En el Hogar, dijo, había alrededor de 300 personas ancianas recluidas.
“He agotado todas las vías de contacto que conozco para que el gobierno nos haga llegar esas pruebas al hogar de ancianos y no he conseguido nada, ya que nadie sabe dónde están las pruebas”, escribió Alicia Núñez en una red social.
La doctora Ivelisse Acosta, presidenta de la Sociedad Dominicana de Inmunología y Cirugía del Tórax, hizo llegar la petición a un alto funcionario del Palacio Nacional, quien consiguió el examen con pruebas rápidas que aportaría el Ministerio de Salud Pública. La directora de CONAPE no hizo nada, por lo menos que se conozca, para cubrir esta terrible ausencia de la entidad destinada a aportar apoyo a los envejecientes.
La neumóloga del Hogar de Ancianos está enferma por Covid, el Conape y su directora no hicieron ninguna gestión de apoyo. Gustavo Montalvo fue quien aportó las pruebas rápidas. Y hay terribles sospechas de que los aportes realizados por la Orden de Malta para ese Hogar de Ancianos se han ido diluyendo sin explicaciones.
Tanta indolencia no es posible, especialmente con los más desamparados y los más pobres. La Congregación religiosa que atiende el Hogar de Ancianos también debe ser auxiliada, y a sus integrantes, incluyendo a la superiora y la directora del Hogar, también había que ofrecerles apoyo y pruebas PCR.