Los colombianos irán este domingo a un plebiscito para decir si reafirman o no los acuerdos de paz concertados entre el gobierno del presidente Juan Manuel Santos y las guerrillas más viejas de América Latina, así como las más grandes de Colombia, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
Cinco décadas de guerrillas, cinco décadas de esfuerzos del Estado, incluso con apoyo internacional como el llamado Plan Colombia de Estados Unidos, para eliminar a las FARC y los demás movimientos guerrilleros, que a su vez se vincularon con narcotraficantes, no han sido suficientes para que el conjunto de la sociedad acoja en todas sus partes las negociaciones firmadas esta semana.
El mismo Estado colombiano, que estimuló a los grupos paramilitares, que a su vez se vincularon al narcotráfico y al crimen organizado, no ha tenido fuerzas ni métodos para poner fin al desangramiento de ese país.
Varios años de negociaciones, líderes europeos y latinoamericanos estimulando este diálogo, han concluido en un documento de paz que no le gusta a una parte de los colombianos, porque garantizan impunidad a los guerrilleros por crímenes cometidos, por secuestros realizados. Gabriel García Márquez, emblemático escritor colombiano, realizó varios esfuerzos para que el diálogo fuera posible. El presidente Juan Manuel Santos lo citó el día de la firma del acuerdo de paz, y también lo citó el líder de las FARC, Rodrigo Londoño. Fidel Castro, Hugo Chávez, el secretario general de las Naciones Unidos y políticos europeos dieron su aprobación a estos acuerdos.
La guerra había que detenerla. Cientos de miles de muertos, mutilados, secuestrados. Producción agrícola y empresas destruidas, comunidades devastadas, territorio colombiano de más de 60 mil kilómetros cuadrados en poder del movimiento guerrillero. Los líderes guerrilleros han enfrentado resistencia, pues hay quienes entienden que con los acuerdos de paz se rindieron. Los líderes guerrilleros han pedido perdón a las personas afectadas por sus acciones. Y han reiterado el pedido de perdón.
El presidente Juan Manuel Santos ha llamado a la sociedad a ofrecer su apoyo a los acuerdos de paz. La Comisión de negociación que designó en nombre de su gobierno tiene el mérito suficiente para defender, como lo ha hecho, cada letra de las 297 páginas del acuerdo.
Humberto de la Calle, abogado y jefe del equipo oficial de negociación, dijo esperar una aprobación contundente de las negociaciones en el plebiscito de este domingo.
“El 2 de octubre hay un llamado a la ciudadanía para que escoja un camino u otro. Y si no hay una respuesta muy contundente me parece la polarización se va a prolongar”. Obvio, que si la sociedad colombiana masivamente no acoge los acuerdos, habría que retornar a la guerra. La guerrilla, luego del plebiscito, entregaría las armas a las Naciones Unidas.
No hay vuelta atrás, o no debe haberla. Si ha ocurrido una negociación para llevar a la mesa del diálogo lo que antes se debatía con fusiles y con bombas y con secuestros, Colombia debe colocarse del lado del diálogo, con su gobierno, que ha actuado con transparencia en este extraordinario esfuerzo por un país unificado y en paz.
Humberto de la Calle, lo dijo muy claro en una entrevista con The New York Times: “Son dos caminos. Yo insisto: no existe la tercera vía del No para que Sí. Yo quisiera menos euforia, quisiera que los colombianos estuvieran preparados porque lo que viene no es fácil, es un desafío. Va a haber reveses. La sociedad va a tener que enfrentar conflictos. La discusión es si lo hacemos de manera autocrática y de un modo razonable, sin armas, sobre la base del diálogo”.