Peldaños, de Manuel Brugal Kunhardt, es una novela aún caliente, recién salida del horno, que debe ser leída y promovida, como un retrato auténtico de la vida política y social dominicana.
La celebramos y la recomendamos. Se trata de una obra de ficción bien afincada en la realidad dominicana. Aunque es ficción, lo que relata en las historias que se cruzan con buen tino, es la cruda realidad de la política en un pueblo de tradición, como Puerto Plata, y un país como la República Dominicana de los años 70 y 80.
Si pudiera llevarse a la televisión, como serie o como cine, sería una excelente combinación y un producto de altísimo consumo, presumimos, porque describe con calidad, con un texto limpio y un estilo envolvente y atractivo, cómo se hace política en los pueblos tradicionales y cuáles son las condiciones para garantizar ascensos y ganar procesos electorales, que a su vez son los que llevan a los personajes a las altas esferas del poder.
Peldaños, como relato de la vida de personas comunes y corrientes, es también una historia de mujeres que trabajan con fidelidad al lado de sus maridos para hacerlos crecer, asesorarlos con intuición e inteligencia, para que el éxito obtenido se convierta en la escalera de otras mujeres, oportunistas, que nada tienen que ver con la historia de sacrificios del pasado. Mujeres valientes, nacidas en Puerto Plata, en Rusia o en Santo Domingo. Es una historia feminista sin aspavientos ideológicos, pero con los pies puestos en la realidad, que bien pudiera ser la historia contada en una crónica periodística o en una semblanza con origen en Puerto Plata.
De todo hay en estas historias que nos narra Manuel Brugal Kunhardt. Un crimen político contra un prestigioso abogado, un empresario de Santiago bien conectado con el poder político, que busca a toda costa hacer negocios, y que financia a los políticos del partido oficialista como a los de oposición. Un analfabeto con aspiraciones políticas, que sólo saber hacer uso del clientelismo para ganar elecciones y luego cometer los actos de corrupción para enriquecerse. Un político hace campaña con sancochos, que otorga prebendas como forma de obtener fidelidad de los dirigentes de base del partido (Reformista), pero que aplicaría lo mismo para el Partido Revolucionario Dominicano.
Dos funcionarios municipales que se alternan en el poder local y que se autoprotegen, porque su gestión es para ganar dinero, hacer fortuna, robarse los fondos municipales, y no para beneficiar a los ciudadanos. Alcaldes a quienes no les importan las viejas y hermosas casas victorianas puertoplateñas, porque clandestinamente las incendian, las tiran al suelo para aprovechar el valor del terreno en que estaban edificadas, y así aprovechar el boom del turismo.
Esto es apenas el comienzo. Hablamos de un libro que cuenta la naturaleza política dominicana con crudeza, que pone de relieve historias de valor extraordinario, como el nacimiento del turismo en la ciudad del atlántico, la presencia de extranjeros en ese episodio, el despegue de Playa Dorada y las excursiones y paseos narrados por una inmigrante rusa que llegó al país atrapada por el atractivo de un mulato dominicano enviado a Rusia a estudiar ingeniería por el Partido Comunista Dominicano.
Peldaños es un palimpsesto inteligentemente articulado. Con sus historias atrapa al lector y le muestra la realidad dura y nauseabunda de cómo se hacen las grandes fortunas dominicanas, de cómo los grupos sociales se articulan, los consejos directivos de los sindicatos empresariales se negocian, y expone con sinceridad, borrando y reescribiendo mitos y leyendas, que la riqueza no depende de los estudios, sino de la falta de escrúpulos cuando se trata de negociar los beneficios provenientes de los fondos y bienes públicos, y en particular del presupuesto nacional.
Las historias que ha tejido Manuel Brugal Kunhardt en Peldaños dan para seguir contando historias. Su final se queda en una maraña de negociaciones sobre el sector eléctrico, rubro de turbios negocios, que se ofrece como evolución del personaje que en Puerto Plata inicia su participación en la política siendo parte de un crimen. Pudo haber aprovechado mejor las historias de Lucy, de Natasha, de Dominga o de Angélica. Historias extraordinarias de mujeres.
Celebramos esta obra y la recomendamos. Suculenta ficción de naturaleza dominicana para disfrutar en estos días de confinamiento y autoprotección. No se arrepentirán, y advertimos: Cuando se inicia la lectura de esta historia es difícil de abandonarla hasta llegar al final.