No se entiende la decisión del gobierno de permanecer hasta la fecha con una funcionaria como la representante comercial de la República Dominicana en Hong Kong, si tiene tantos cuestionamientos y su decesión, desde que fue designada, fue aprovechar el cargo para hacerse rica.
La representante dominicana en la Oficina Comercial en Hong Kong, Casilda Teonilde Casado Alcántara de Cheung, es una mujer dichosa y con vínculos políticos muy sólidos para permanecer en el cargo.
Fue en 1997 cuando la embajada de los Estados Unidos le retiró la visa a ella y a toda su familia, por corrupción y por violentar las leyes de ese país, que condenan el tráfico de personas. Según el cable de Wikileaks, el tráfico de ciudadanos chinos por vía de la República Dominicana fue muy fluido.
El cobro de 10 mil dólares por cada ciudadano chino que pasaba por nuestro país es un verdadero bochorno. El interés de los chinos hacerse pasar por “inversionistas” en República Dominicana era para camuflar su intención de irse a los Estados Unidos utilizando nuestro territorio. Una violación de todas las normas éticas y morales, y hasta de la propia seguridad de los Estados Unidos, según admite el cable.
Estados Unidos presentó una fuerte protesta al gobierno dominicano. Presentó los datos a las autoridades. Hubo labor de inteligencia sobre las actividades de Teonilde Casado Alcántara de Cheung y de su esposo. En el país había un salón de arreglos de uñas en donde se recibía parte del dinero.
Debe constar en los archivos de la cancillería dominicana las denuncias internas que se hicieron sobre el tráfico de chinos y sobre el uso de los consulados dominicanos en Taiwán, en Tokio y en otras ciudades para la comisión de estos delitos.
Lo que desconcierta es que, seguramente, hasta el mismo presidente de la República Leonel Fernández, recibió directamente informaciones sobre las actividades de la señora Casado Alcántara. El presidente ha realizado ingentes esfuerzos para mejorar el servicio exterior. Y que no se haya tomado la decisión de separar a esta funcionaria de las funciones consulares. Al día de hoy es quien desempeña las mismas funciones que utilizaba en el 1997 para enriquecerse, en la Oficina Comercial de RD en Hong Kong.
Es un caso verdaderamente patético.