Rubén Jiménez Bichara, vicepresidente de la Corporación Dominicana de Empresas Eléctricas Estatales (CDEEE) prometió varias veces entre el 2016 y el 2018, que las plantas generadoras de electricidad de Punta Catalina, construidas por el gobierno bajo un cuestionado contrato con un consorcio encabezado por Odebrecht, empezarían a operar en diciembre de 2018.
En julio del 2017, en una de esas declaraciones optimistas, el señor Jiménez Bichara lo dijo de este modo:
“Si Dios quiere, y entiendo que así será, para diciembre del año próximo las plantas tienen que estar funcionando”.
En noviembre de 2018 Jiménez Bichara reiteró su expectativa de que las plantas comenzarían a operar. Lo dijo con estas palabras:
“Jiménez Bichara refirió que tienen programado que para diciembre de este año comience la sincronización de la unidad 01 y que para enero se espera que la planta esté entrando gradualmente al sistema y que para febrero ya debe estar aportando poco más de 200 megavatios”.
El optimismo no ha sido suficiente. Las dos plantas de Punta Catalina, que desde mediados del 2018 estaban construidas en un 97%, no han sido encendidas ni han comenzado a operar. Ya no se trata del contrato, de la licitación, del pago de sobornos, ni de la sobrevaloración de la construcción. Tampoco tiene nada que ver el sobreprecio de 708 millones de dólares adicionales que está cobrando el consorcio. Es la capacidad del Estado para poner a funcionar esa extraordinaria obra, la más grande jamás construida por el Estado, si se toma en cuenta el costo de la misma.
¿Tienen peso las palabras de Rubén Jiménez Bichara en la predicción de cuándo comenzarán a operar las plantas de Punta Catalina? Él es el principal funcionario del gobierno en materia eléctrica y tiene la autoridad completa sobre los negocios de Punta Catalina, incluyendo la compra del carbón que será utilizado para las pruebas que tampoco se han podido realizar.
¿Será que Punta Catalina se sigue proyectando como la maldición del gobierno del presidente Danilo Medina?