Ante el fracaso de las guerras contra las drogas, que en realidad se trata de guerras contra las personas, varios países han tomado medidas diferentes, como la legalización, para hacerle frente de otro modo a los problemas de las adicciones. Generalmente ha ocurrido con la marihuana o cannavis.
Al iniciar el 2019 es necesario que el país reflexione sobre este tema y se prepare para adoptar cambios sustanciales en sus políticas o cuasi-políticas.
Entre los países que han cambiado su legislación persecutoria por una legislación de tolerancia y uso medicinal se encuentran Reino Unido, Dinamarca, República Checa, Estados Unidos, Jamaica, Croacia, Puerto Rico, Brasil, Israel, Portugal, México, Uruguay y Canadá.
La comunidad internacional está dando el cambio con la despenalización del consumo de la marihuana y las sustancias que de ella se extraen y se utilizan en algunos medicamentos.
En el país, Casa Abierta ha sido la entidad que con más fuerza ha planteado la idea. Experiencia de más de 40 años tiene esta institución, sirviendo precisamente a los adictos y en las labores preventivas de uso de drogas. Casa Abierta ha dicho que las llamadas guerras contra las drogas se han convertido en guerra contra las personas.
Las estadísticas de violencia le dan la razón. Está claro que las muertes, violencia, accidentes y daños a la salud provienen más del alcohol y del tabaco, y no precisamente de la marihuana. El 12% de las muertes en el mundo son consecuencias de esas adicciones legales, mientras que las muertes por todas las drogas son de apenas el 0.4%
La legislación dominicana no aborda, por ejemplo, el tema de las drogas legales y en ese sentido Casa Abierta reclama que la legislación comience por reducir al mínimo el consumo y comercialización de drogas permitidas, que provocan enfermedades y mucho daño a la sociedad, mucho más que las sustancias prohibidas.
El país carece de una estrategia para enfrentar las adicciones, lo mismo que carece de una estrategia de prevención. La atención es marginal, lo mismo que el tratamiento y reducción de riesgos y daños. Salud Pública y los organismos estatales no pueden seguir viendo al consumidor como “manzanas podridas”, porque de ese modo se aisla cualquier tratamiento positivo que las incluya y reduzca la adicción. Hay pocas investigaciones y por tanto son pocos los datos sobre uso y efecto, por ejemplo, por tipo de drogas.
Hay evidencia de que el 90% de las personas que consumen sustancias prohibidas lo hacen sin ninguna consecuencia social, familiar o de salud, mientras que las autoridades siguen actuando como si consumir sustancias fuera un crimen, y así tratan a las personas. Casa Abierta considera por ello que la despenalización es el camino más correcto, y para ello se necesita legisladores y partidos políticos sensibilizados con estas temáticas. La sociedad debe levantar la voz y permitirse un debate sincero y honesto, sin satanizar a quienes proponen la salida más inteligente y adecuada para hacer frente a los males que se derivan de estas políticas erróneas.