El proceso electoral dominicano se está permitiendo algunos lujos anti éticos que saltan a la vista. Uno de ellos, escandaloso, es que los partidos políticos han inscrito candidatos a diputados, senadores, síndicos, regidores que tienen asuntos pendientes con la justicia, y que tienen procesos abiertos por malversación de fondos, por ejemplo, que en cualquier país o en partidos políticos con dignidad, estarían impedidos de postularse a posiciones electivas.

Por dignidad, por honor, por el efecto contagioso que esas candidaturas pudieran representar, los partidos políticos tienen que impedir postular a estos personeros, algunos de los cuales han perdido la vergüenza, y no les importa que se les cuestione, porque con su decisión es suficiente, y se creen inocentes.

La responsabilidad es de los partidos políticos. Hay denuncias de que en estas elecciones son más numerosos que en anteriores los casos de personas señaladas con vínculos con el tráfico de drogas, o que se benefician de ese tráfico, y que aspiran a posiciones electivas. O funcionarios que están siendo juzgados por mala administración, por desfalco, por corrupción, por delinquir con los recursos de la sociedad, y siguen amarrados a una posición en su partido y a una candidatura.

Y lo peor es que podrían resultar electos.

Es para pensarlo e indignarse.