En el ADN del dominicano el mayor porcentaje corresponde a sus ancestros africanos. Es lo que determinó un estudio patrocinado por la Academia Dominicana de la Historia, el National Geographic Society y la Universidad de Pennsylvania, con la colaboración de la Universidad Iberoamericana (UNIBE). Se determinó, en base a una muestra de 1,000 pruebas de ADN, que la población dominicana posee un 49% de ADN de ancestros africanos, un 39% europeo y un 4% precolombino.
Eso no lo podemos negar, por más racismo que expresemos o por más odio que queramos escupir contra los haitianos o contra los negros. La mayor parte de la población dominicana es negra o mulata, y además pobre, y para desplazarse utiliza los servicios de transporte público que existen, sean del gobierno o sean del sector privado.
Los negros y pobres, incluyendo a los migrantes haitianos, utilizan principalmente el transporte público de pasajeros, vale decir las guaguas voladoras o los autobuses de transporte interurbano, algunos de los cuales pertenecen a la Confederación Nacional de Transportistas (CONATRA), que dirige el empresario Antonio Marte.
Es obligación del Estado garantizar los servicios de transporte público, del mismo modo que establecer las normas para que ese servicio se ofrezca. Una disposición de Antonio Marte dice a sus afiliados en CONATRA que desde ya no se ofrezca el servicio de transporte a los haitianos, estén regular y legalmente en el país o no.
¿Cómo van a determinar los choferes de CONATRA quien es haitiano y quién no? ¿Cómo harán para determinar quién es negro dominicano y quién es negro haitiano? ¿Qué procedimiento utilizarán para saber si una persona blanca es haitiana o no? ¿Volveremos al método trujillista, utilizado en la matanza de 1937, de identificar a los haitianos haciéndole decir “Perejil”?
Dominicanos negros, y muy distinguidos, han sido Heriberto Pieter, Evangelina Rodríguez, Joseíto Mateo, José Francisco Peña Gómez, y sus hijos, o Manuel Núñez. Los choferes de CONATRA, ¿harían que estas personas pronuncien la palabra “Peregil” para permitirles montarse en la guagua de transporte público que conducen? ¿Quién le otorgaría autoridad a estos choferes, de muy escasa formación, para determinar quién es haitiano y quién no?
Las autoridades del gobierno no han dicho nada aún sobre la disposición de CONATRA, y como existe una ferviente corriente nacionalista con influencia en el gobierno, habría que pensar que ellos conocen las consecuencias de permitir que tal desatino se convierta en realidad. Vamos camino a una tragedia nacional, alimentada por la irracionalidad y el odio hacia los migrantes haitianos. Que el señor nos proteja y los proteja a ellos, como migrantes, y proteja a los dos millones y medio de migrantes dominicanos que deambulan por el mundo, y al 49 por ciento de la población dominicana que tiene deseo de emigrar de su propio y seguro territorio.