Es cierto que el presidente impidió que Loma Miranda se convirtiera en un Parque Nacional, y que dejó abierta la posibilidad de ser explotado por la empresa minera Falcondo. Sin embargo, hay que leer con detenimiento y sin prejuicios el documento del presidente Danilo Medina.

Este tema de Loma Miranda se ha convertido en una causa de vida o muerte para algunos ambientalistas, incluyendo profesionalidad de la calidad y el reconocimiento que tiene el doctor Bernardo Defilló, quien prometió dejar el ejercicio de la medicina si Danilo hacía lo que finalmente hizo.

El presidente dice que no es partidario del fundamentalismo ecológico y que tampoco es partidario de la minería salvaje. Claro el mensaje. Ambientalistas como Osiris de León, Carlos García Cartagena, Felipe Neris Ciprián o Melvin Mañón había advertido sobre el radicalismo en que había caído el país con el tema Loma Miranda.

El problema ahora ha pasado a ser político, y no necesariamente ecológico. Están en juego muchos temas en este momento, incluyendo el movimiento reeleccionista alrededor del presidente Medina, las aspiraciones del ex presidente Leonel Fernández, el papel del Comité Político del PLD, los vaivenes en la toma de decisión de los miembros del Comité Político del PLD, los senadores y diputados y su credibilidad, y hasta la inutilidad de las proclamas de Reinaldo Pared, aspirante a la nominación presidencial, quien dejó claro que Loma Miranda sería Parque Nacional.

Pero bien, hay que volver al documento del presidente Danilo Medina.

Le dio la razón a los ecologistas, les tira piropos, les pide excusas, les dice que los entiende, y les promete que Loma Miranda no será depredado, sino explotado responsablemente. Que en su gobierno tendrá que adaptarse, quien lo haga, a una minería responsable.

Y a Falcondo le dice que no está autorizando la explotación, que primero deben venir los estudios ambientales por parte del Ministerio de Medio Ambiente. Con estas observaciones lo único que hace Danilo Medina es retornar todo el punto de origen, como en el viejo cuento de Juan Bosch: Rumbo al puerto de origen. Cada uno puede ver lo que desea en el documento presidencial, incluyendo los empresarios, que le han dado respaldo, los inversionistas extranjeros y hasta Falcondo, que ha ponderado positivamente la pieza presidencial.

Lo que hizo Danilo Medina fue abrir las compuertas para la expresión colectiva de los que apenas habían hablado en susurros por temor sobre la campaña de los ecologistas. No es lo mismo apoyar a Danilo Medina que apoyar a Falcondo. En ese sentido, el presidente Medina gana una adhesión significativa.

Pero el presidente sabe que pierde apoyo popular, que algunas de sus bazas importantes se mueven en una dirección incómoda. Que vendrán protestas, que habrá mucha batalla mediática en su contra y que políticamente tendrá que moverse con pie de plomo para que esta decisión no desencadene una crisis más profunda.

La postura de los opositores a la explotación de Loma Miranda será de rechazo al presidente. Antes no sabían cuál era la posición de Medina, y confiaban en que él les apoyaría. Ahora es de rechazo y oposición. Rogelio Cruz, sacerdote ahora radicado en La Vega, le acaba de llamar traidora a la posición del presidente Medina.

Hay que presumir una radicalización. Y que aquí habrá gente dispuesta a lanzar una especie de guerra santa ecológica por Loma Miranda. Se olvidarán de otros temas, como las plantas de carbón de Punta Catalina, y asumirán como tema envoltorio de todo su accionar la defensa de Loma Miranda.

Y las calles serán un escenario de lucha. Las encuestas medirán la baja en la popularidad del presidente, mientras se dan los pasos para que Falcondo recupere su proyecto.

Falcondo y Medio Ambiente tendrán que darle garantías al país de que la explotación será responsable y que no afectará el medio ambiente. Y que será restablecida la ecología de las zonas explotadas. Falcondo tendrá que ceder más beneficios a La Vega y Monseñor Nouel. Tendrá que crearse algún fondo especial para el desarrollo de esas comunidades. El Estado es socio al 50% de esa empresa.

Los representantes de La Vega acaban de decir que tienen necesidades de alrededor de 400 millones de dólares. Un fondo en fideicomiso podría ser una garantía que ofrezca Falcondo, con apoyo del gobierno, más una supervisión con presencia de profesionales, técnicos y líderes comunitarios, que garanticen lo que ha prometido el presidente sobre la explotación que beneficie a la sociedad.