El director de Compras y Contrataciones, Carlos Pimentel, ha dicho que el gobierno pretender terminar con las mafias del AC-30 y los negocios derivados de ese negocio, que suple de forma exclusiva al único comprador, que es el Estado, por vía del Ministerio de Obras Públicas.

Es una fabulosa información, que garantiza transparencia en la administración pública.

Pero además, se trataría del cierre de un negocio suculento, que se utiliza para sacar ventajas de las relaciones comerciales con el Estado.

Si es como ha dicho Carlos Pimentel, que se pondrá atención y final a la forma en que operan las compras de AC-30, estamos ante una decisión que refleja una voluntad política fundamental para evitar los negocios turbios, para evitar las ventajas onerosas y negativas para el Estado, y para evitar que altos funcionarios del país reciban ventajas económicas que nadie conoce, salgo los que sustentan estas operaciones al margen de la transparencia.

Hemos sido testigos de que solamente seis compañías tienen el privilegio de suplir al Estado el AC-30, y de que los nombres que resultan, al analizar los propietarios de las mismas, son muy sonoros y tienen vínculos con los mayores estamentos políticos del país, por lo menos hasta el pasado gobierno.

Celebramos que sea esa voluntad de las autoridades del nuevo gobierno. Les deseamos éxitos en ese emprendimiento. Lo ideal sería que el camino se inicie con la apertura de la compra a todo el que desee vender, y tenga capacidad para hacerlo, siempre al mejor precio. Y que nadie tenga privilegios de suplidor privilegiado, sea quien sea. Así se puede hacer patria, justicia, con transparencia. Ojalá sea posible.