Una vieja leyenda dominicana afirma que el cuervo es un ave mala ante las demás especies.
Cuenta esa leyenda que el cuervo no es dado a construir casa como las demás aves, pero cuando viene la lluvia busca la manera de guarecerse en nidos y cuevas ajenos, incluso desalojando a sus verdaderos dueños.
Conforme a esa tradición, cuando viene la lluvia el cuervo grita: “¡Voy a construir una casa!”. Pero tan pronto cesa la tormenta canta todo lo contrario: “¡No haré nada!”.
Este cuento de nuestra tradición viene al caso por lo que ha estado ocurriendo durante muchos años con nuestros productos de exportación.
Ojalá que esta vez sí se haga todo lo necesario, como ha anunciado el CEI-RD conjuntamente con entidades de empresarios
Van y vienen los gobiernos, y todos hablan de la necesidad de buscar nuevos mercados, para no depender tanto de los compradores de Estados Unidos y Haití. Pasan los años y es poco lo que se hace.
Pero cuando surgen los problemas, como la actual veda impuesta por EEUU (que incluye a Puerto Rico) y Haití a los vegetales y frutas dominicanos, entonces se trabaja a toda prisa por conquistar aquellos mercados que ha estado disponible siempre, como el de Rusia, Cánada y otros países de clima temprado, los cuales no tienen temor de que en sus suelos se hospeden plagas propias del clima tropical.
Ojalá que esta vez sí se haga todo lo necesario, como ha anunciado el CEI-RD conjuntamente con entidades de empresarios, para que República Dominicana exporte de manera permanente y regular a Canadá, Rusia y a los países nórdicos europeos.
Todo esto sin descuidar el trabajo necesario para que la veda o prohibición que ahora pesa sobre nuestros vegetales en EEUU y Haití, termine lo más pronto posible.
Pero no seamos como el cuervo de nuestra leyenda, busquemos soluciones permanentes, hagamos las cosas con responsabilidad y esforzándonos por lo conveniente para nuestro país, aunque el problema momentáneo se solucione.