Como algunos habían vaticinado, este domingo 7 de febrero, día de aniversario de gobierno, Haití profundizó una crisis política que desde hace meses viene afectando a ese país y que podría degenerar en una ola de violencia masiva.
El gobierno del presidente Juvenal Moise está siendo presionado para convocar elecciones inmediatas y terminar con un período de inestabilidad en que el presidente gobierna por decreto, porque no ha sido posible establecer un Congreso que avale las disposiciones del poder ejecutivo.
Diversos sectores haitianos, como los grupos empresariales, los medios de comunicación, la Iglesia Católica y los partidos de oposición han reclamado el cese del gobierno del presidente Moise, que este domingo cumpliría el período para el que fue electo, pero que el presidente sostiene que su mandato concluye el próximo año, luego de celebrar elecciones y escoger autoridades democráticamente.
El presidente Moise reveló que, supuestamente, hubo un plan para destituirlo y asesinarlo, y acusó a un juez de alto nivel de haber sido quien trabajó a la cabeza de los grupos conspiradores. ¿Es creíble el presidente Moise con esta denuncia? Probablemente no lo sea, pero la crisis institucional está planteada y él acaba de profundizarla con sus acusaciones:
"Felicito a los responsables de mi seguridad en el Palacio (Nacional). El sueño de esta gente era atentar contra mi vida. Gracias a Dios, no hemos visto esto. Este plan ha sido abortado”, fue lo que dijo Moise, al denunciar que un juez de la Corte de Casación y una veintena de personas presuntamente conspiraron para sustituirlo.
El magistrado Ivickel Dabrésil, de la Corte de Casación, máxima instancia judicial del país, fue arrestado al igual que la inspectora general de la Policía, Marie Louise Gauthier, y una veintena de personas.
"El juez ha hecho un complot para dar un golpe de Estado para desestabilizar el país", dijo hoy el ministro de Justicia, Rockefeller Vincent, en una rueda de prensa junto al primer ministro, Joseph Jouthe.
La oposición arreció sus ataques y ha continuado con sus denuncias de que Moise terminaba este domingo su mandato.
Moise ha sustentado su permanencia en el poder en que tiene un proyecto de reforma de la Constitución haitiana. Precisamente sus opositores entienden que el plazo de su elección vencía este 7 de febrero.
El artículo 134-1 de la Constitución de Haití dice expresamente lo siguiente: “El término del Presidente es de cinco (5) años. Este período comienza y termina el 7 de febrero siguiente a la fecha de las elecciones”. Moise fue electo en las elecciones del 20 de noviembre de 2016. Asumió el cargo de presidente el 7 de febrero de 2017. Los cinco años de mandato se cumplieron este domingo, pero Moise reclama un año mas, hasta el 7 de febrero de 2022.
Estados Unidos y la OEA están participando de este proceso, ofreciendo discretamente apoyo a Moise. La escalada de la oposición podría generar una situación de ingobernabilidad, como se viene viviendo en Haití desde hace meses, y podría degenerar en violencia generalizada.
La República Dominicana debe estar atenta a la situación haitiana, debido a que la violencia podría generalizarse y desencadenar oleadas masivas de migrantes, como ya hemos tenido en otras ocasiones,
Los haitianos deben encontrar la manera de resolver sus diferencias. Grupos empresariales, partidos políticos, entidades eclesiales, organizaciones populares han reclamado de las más diversas maneras el retorno a la institucionalidad.
La presencia de poderes externos, como la Organización de Estados Americanos y el gobierno de Estados Unidos, discretamente han optado por apoyar al presidente Moise, para que permanezca hasta el 7 de febrero de 2022. La pregunta es si el presidente podría sostenerse en el poder, y en caso de que lo logre, si podría llevar adelante su proyecto de cambio de Constitución. Nada esperanzador se ve en este momento en el escenario político y gubernamental haitiano.