Norberto James Rawlings puede resultar desconocido para las últimas generaciones de dominicanos, muy empeñadas en los estudios universitarios y en la sobrevivencia, pero al mismo tiempo muy dedicada en su tiempo a las nuevas tecnologías y las redes sociales. No les dio el tiempo de indagar sobre literatura dominicana y sobre la poesía de la post guerra de 1965.

Recientemente estuvo en la República Dominicana, y visitó su natal San Pedro de Macorís, acompañado de algún funcionario del Ministerio de Cultura. Ya no es el joven poeta compañero de René del Risco, Sonia Silvestre y Andrés L. Mateo. Norberto James Rawlings acaba de cumplir el pasado 6 de febrero 73 años, y está afectado por dolencias que poco a poco le han deteriorado y menguado sus fuerzas.

Norberto es el poeta dominicano vivo de mayor solidez y consistencia. Es el autor de una obra sólida e identitaria, que se inició con su primer libro en 1969, titulado “Sobre la marcha”, y continuó con obras como “La provincia sublevada”, 1972, “Vivir”, 1981, “Hago constar”, 1983, y las recopilaciones posteriores que se hicieron en el año 2000, por el Consejo Presidencial de Cultura (Obras 1969-2000), y la publicación de Ediciones Cielonaranja del 2011, con prólogo de Néstor Rodríguez, titulada “Poesía 1969-2000”.

Su primer libro fue una verdadera revelación en la poesía de post guerra. Salió a la luz un poeta provinciano, heredero de una tradición poética pedromacorisana del más alto calibre, incluyendo su poema más conocido, aunque no necesariamente su mejor pieza, titulado “Los inmigrantes”. Otro poema virtuoso y relevante de James Rawlings es “La urdimbre del silencio”, en el que reflexiona sobre un país al que ha abandonado, pero al que sigue perteneciendo.

Nos sentimos empujados a realizar esta reflexión no por la reciente visita del poeta a su patria, y a su tierra provinciana, sino porque siendo el más grande poeta vivo dominicano, que ha hecho vida académica en universidades de los Estados Unidos, es el único gran escritor que no ha sido incluido en la exclusiva lista de premios nacionales de literatura que entregan el gobierno y la Fundación Corripio cada año, y que recientemente fue entregada al escritor Salvador Gautier.

¿Qué ha ocurrido con Norberto James Rawlings que los miembros del jurado no lo han considerado para este importante premio? ¿Los rectores universitarios que integran el jurado no reconocen la poesía de Norberto James como válida para ser reconocida, del mismo modo que ya lo han hecho con otros poetas dominicanos, incluso de generaciones posteriores a la suya?

¿Qué hay que hacer para que los rectores tomen en cuenta la obra de Norberto james? ¿Habrá que motivar esa premiación, gestionar ese reconocimiento, presentar argumentos o sencillamente mostrar su obra?

Entendemos que llegó el momento para que el premio nacional de literatura reconozca la obra trascendente, madura, poéticamente superior, de Norberto James Rawlings, y que no sigamos profundizando una discriminación dolorosa y un ausentismo aún más desgarrante,  en particular en un poeta que ha hablado desde las entrañas de la patria.

Cuando haya que votar por ese premio nacional de literatura, los miembros del jurado, los rectores universitarios, reencontrarán el camino de la justicia, del valor del reconocimiento a alguien que puso más, mucho más, poéticamente, que una gran cantidad de escritores ya reconocidos con ese galardón.

Vianco Martínez realizó una entrevista a Norberto James Rawlings que Acento publicó el 24 de octubre de 2017. Aquí la dejamos para quienes deseen conocer un poco más a este gran poeta dominicano.

Y le dejamos su poema Los inmigrantes, precisamente en esta etapa de la República Dominicana, tan asediada y vilipendiada por temas relacionados con las migraciones:

Los inmigrantes

Los inmigrantes

Aún no se ha escrito
la historia de su congoja.
Su viejo dolor unido al nuestro.

I

No tuvieron tiempo
-de niños-
para asir entre sus dedos
los múltiples colores de las mariposas.
Atar en la mirada los paisajes del archipiélago.
Conocer el canto húmedo de los ríos.

No tuvieron tiempo de decir
-Esta tierra es nuestra.
Juntaremos colores.
Haremos bandera.
La defenderemos.

II

Hubo un tiempo
-no lo conocí-
en que la caña
los millones
y la provincia de nombre indígena
de salobre y húmedo apellido
tenían música propio
y desde los más remotos lugares
llegaban los danzantes.

Por la caña.
Por la mar.
Por el raíl ondulante y frío
muchos quedaron atrapados.
Tras la alegre fuga de otros
quedó el simple sonido del apellido adulterado

difícil de pronunciar.
La vetusta ciudad.
El polvoriento barrio
cayéndose sin ruido.
La pereza lastimosa del caballo de coche.
El apaleado joven
requiriendo
la tibieza de su patria verdadera.

 

III

Los que quedan. Estos.
Los de borrosa sonrisa.
Lengua perezosa
para hilvanar los sonidos de nuestro idioma
son
la segura raíz de mi estirpe.
Vieja roca
donde crece y arde furioso
el odio antiguo a la corona.
A la mar.

A esta horrible oscuridad
plagada de monstruos.

IV

Oyeme viejo Willy
cochero
fiel enamorado de la masonería.
Oyeme tú George Jones
ciclista infatigable.

John Thomas
predicador
Winston Brodie
maestro.
Prudy Ferdinand
trompetista.
Cyril Chalanger
ferrocarrilero.
Aubrey James
químico.
Violeta Stephen
soprano.
Chico Contón
pelotero.

Vengo con todos los viejos tambores, arcos y flechas
espadas y hachas de madera
pintadas a todo color
ataviado
de la multicolor vestimenta de "Primo"
el Guloya-Enfermero.

Vengo a escribir vuestros nombres
junto al de los sencillos.
Ofrendaros
esta patria mía y vuestra
porque os la ganáis.
junto a nosotros
en la brega diaria
por el pan y la paz.
Por la luz y el amor.
Porque cada día que pasa
cada día que cae
sobre vuestra fatigada sal de obreros construímos

la luz que nos deseáis.
Aseguramos
la posibilidad del canto
para todos.

 

SPM, 1969

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Norberto James, señal de identidad y otros poemas, libro recopilatorio de parte de la obra de Norberto James