La educación pública dominicana tiene aliados de extraordinario valor, dispuestos al sacrificio más extremo, como resulta ser el maestro Juan Bautista Taveras, director de la escuela de El Gramazo, quien ha caído dos veces a las aguas del río Grande, cerca de la frontera entre Padre Las Casas y Constanza, tratando de llegar a cumplir su misión en las condiciones más precarias.
El gobierno dominicano realiza un gran esfuerzo, disponiendo como lo ha hecho este año, de 130 mil millones de pesos para el sistema educativo, en cumplimiento del compromiso legal de entregar el 4% del PIBV al sector educativo público.
Es un contraste muy grande el que vivimos.
Escuelas y maestros abandonados a su suerte, como los de El Gramazo, como los de Fundo Viejo y los de Gajo de Monte, descritos magistralmente por el periodista Vianco Martínez, en una serie de reportajes publicados en Acento. Por un lado. Y por otro inversión pública multimillonaria en construcción de escuelas en lugares donde es muy visible que el gobierno hace ese esfuerzo, como las que promueve la Dirección de Prensa del Palacio Nacional:
Para el vicepresidente del Bloque Comunitario del sector Los Frailes, en Santo Domingo Este, Rafael Gilberto Félix, la nueva Escuela Básica Kelbyn Obrero de Paz, que entregará hoy el presidente Danilo Medina, constituye un gran regalo para la comunidad.
Valoró que el presidente Danilo Medina se haya dedicado a combatir el analfabetismo y a continuar su lucha para que se desarrolle cada día más la educación.
Es cierto lo que dice la nota del Palacio Nacional, en el sentido de que Rafael Guillermo Félix interpreta que “no hay riqueza más grande que ésta nueva escuela”. También es cierto lo que cuenta Vianco Martínez sobre lo que ocurre en la Cordillera Central, en donde no hay apoyo oficial del gobierno con los desprotegidos, olvidados, desamparados estudiantes de Guayabal, El Gramazo, Fundo Viejo y Gajo de Monte.
Esos cuatro reportajes se pueden leer en los siguientes enlaces:
Una escuela llamada vergüenza nacional
Fundo Viejo, 38 años dando lástima por una escuela
Gajo de Monte mendiga un liceo a las autoridades
Los maestros de la montaña viven bajo la niebla del olvido
Esas comunidades están olvidadas. El gobierno tiene recursos para cumplir con las demandas de educación en todo el territorio nacional, pero los esfuerzos o la capacidad de las autoridades para llegar hasta allí resultan pobres. Lamentable que, por ejemplo, la construcción de la escuela para la comunidad El Gramazo, con 92 alumnos, se haya incluido dos veces en el presupuesto y se haya pospuesto para realizar inversiones en otras comunidades más vinculadas con lo urbano.
El gobierno tiene que disponer de políticas equitativas, que equilibren la inversión en los lugares menos favorecidos, en los lugares más apartados.
Las Escuelas descritas en los reportajes de Vianco Martínez se encuentran a distancias de hasta 3 horas de las comunidades donde hay otros centros de estudios. La prioridad en la inversión debe ser para los lugares donde más urgencias haya. En la Cordillera Central maestros, padres de familia y alumnos han optado por la repetición del séptimo curso durante tres o cuatro años por parte de los alumnos, para que no pierdan el hábito de estudios. No existe el octavo curso.
El Ministerio de Educación debe observar estos casos. Tiene todos los detalles, y los responsables saben de las penurias que viven los estudiantes, las familias y los maestros de El Gramazo, Fundo Viejo y Gajo de Monte. Que acudan en su auxilio. En justicia corresponde que reciban el apoyo del gobierno y del Ministerio de Educación.
Esos ejemplos pueden ser utilizados en la propaganda oficial y poder repetir lo dicho por Rafael Guillermo Félix: “no hay riqueza más grande que ésta nueva escuela”.