Mientras el presidente realiza un viaje oficial de 10 días por el Oriente Medio y Europa, acompañado de una comitiva suficientemente amplia, la Cámara de Diputados decidió aumentar de un 27% a un 29% el Impuesto Sobre la Renta, variando de ese modo el proyecto original enviado por el presidente.

Ese aumento del ISR, en caso de quedar establecido, es otra estocada sobre las costillas de la población, porque las empresas buscan rentabilidad y la obtienen, y sus costos son transferidos a los productos y servicios que venden, terminando finalmente en el precio final, que lo paga el consumidor.

Ya los bancos lograron salirse de las ruedas trituradoras de la reforma fiscal, al excluir el encaje legal y los bonos adquiridos del impuesto del 1% a los activos financieros, por dos años. Al final, serán los usuarios del sistema financiero los que pagarán el costo de estos impuestos.

Buscando alternativas, el gobierno quiso imponer un impuesto al retiro del dinero en efectivo en las entidades bancarias, lo que también afectaría a los usuarios, y en particular a los receptores de remesas del exterior. La fórmula ha sido aumentar el ISR para pasar el paquete fiscal con el que el gobierno busca aumentar en 9,500 millones las recaudaciones.

La Asociación de Bancos Comerciales y el Consejo Nacional de la Empresa Privada entraron en contradicciones, pese a la larga relación que tienen entre sí, y públicamente sus divergencias se debatieron.

La cuestión es que nadie ha insistido con la suficiente fuerza para solicitar que el gobierno reduzca sus gastos, para que reduzca su nómina, para que reduzca el boato burocrático. Solamente la Asociación Nacional de Jóvenes Empresarios (ANJE) ha dicho con claridad que hasta el presidente de la República debe asumir la austeridad, reducir sus viajes, el número de acompañantes y otras menudencias que al final representan un monto a considerar.

La Asociación de Bancos Comerciales y el Consejo Nacional de la Empresa Privada entraron en contradicciones, pese a la larga relación que tienen entre sí, y públicamente sus divergencias se debatieron

No está claro si el presidente alquila aviones para sus viajes, como aparentemente lo ha hecho en esta ocasión, a través de una empresa española, con una aeronave de grandes dimensiones. Habrá que esperar los informes y beneficios del viaje del presidente.

Pero es inconcebible que mientras el país se sacrifica, se imponen nuevos impuestos, del lado oficial, se siga gastando a manos sueltas, sigan contrayéndose compromisos como la asignación de obras multimillonarias de grado a grado y siga distribuyéndose al patrimonio público, como acaba de demostrarse con un residencial vacacional del Estado en Jarabacoa.