Se ha puesto de moda en el país, como señal de estatus, el que la gente diga que no ve televisión nacional, esto a propósito de la accesibilidad a canales internacionales a través del servicio de cable, Netflix o parábolas; podría ser la manifestación  del  popularmente llamado complejo de Guacanagarix que valora como mejor lo extranjero y descalifica lo nacional. Aprovecho para decir que en esta postura vamos dejando sin ojos críticos lo que la mayoría de la gente, con menos niveles educativos, recibe como mensajes a través de esta vía.

Por el tipo de trabajo que hago en el tema de violencia contra la mujer e intrafamiliar, le doy seguimiento a los medios de comunicación nacionales escritos, radiales y televisivos. El objetivo es una mirada técnica que permita revisar códigos y manifestaciones del sistema cultural, social y político que va cambiando y adquiriendo nuevas formas de expresión. 

La semana pasada en ese caminar por los canales me encuentro con una entrevista a la encargada del concurso de belleza Miss República Dominicana Universo, evento que es una manifestación muy concreta de la violencia que vivimos las mujeres con la imposición de códigos de belleza, la objetivizacion y comercialización del cuerpo femenino.

La Sra. destacaba como una "novedad" de este año el que cada mujer participante desfilará con una "princesita”, es decir, una niña. Tanto ella como la otra mujer que le hacia la entrevista se manifestaron con expresiones de ternura hacia esta "novedad" anunciada. Lo celebraron e hicieron comentarios relativos a lo lindas que se verían las niñas desfilando en el concurso.  Ninguna de las dos se ha percatado de que esto es abuso contra las niñas y que esta "novedad" le agrega violencia y cosificación a la versión de este año del concurso.

Lo primero es presentar a las niñas como princesitas, un concepto que ya tenemos muy claro que es parte de la distribución de roles por el género, donde la identidad de la mujer se construye sobre la base de la princesa de los cuentos de hadas que es rescatada siempre por el príncipe quien con un beso "la salva". Este estereotipo obsoleto, pero reivindicado constantemente de la mujer y del hombre ha provocado ya mucho dolor y muerte a las mujeres. Pero ni los organizadores del concurso ni los medios de comunicación se han percatado de que es una expresión más del machismo y una manera de perpetuar la violencia en el aprendizaje de los roles de género.

Llevada por esa idea pude imaginar en mi mente todo lo que abarcaría este programa intensivo que vivirán las niñas en ese taller acerca de cómo  se violenta a las mujeres:

  • Lo primero es que será un taller vivencial desde el palco y con atenciones VIP.
  • Podrán observar muy de cerca las negociaciones basadas en el dinero, el poder y el sexo que encubren todos estos concursos.
  • Escucharan conversaciones grotescas y en un lenguaje adulto, con descripciones de acciones descarnadamente competitivas entre las mujeres por llevarse el trono.
  • Verán los cuerpos de las mujeres modificados para cumplir con los estándares requeridos.
  • Observaran en primera fila los sacrificios que tendrán que hacer las chicas para verse bien a costa incluso de su salud física y mental. 

Sé que algunas personas dirán que los padres y madres de las niñas son los responsables por ello, mas cuando la población general no tiene recursos, oportunidades de desarrollo  ni educación, recurre a todo tipo de mecanismos para conseguir dinero o un posible golpe de suerte, usando para esto a las niñas.  Esto no excusa a las familias, solo le da permiso al Estado para intervenir como garante de los derechos de todas las niñas dominicanas.

Poner a niñas a desfilar como princesitas no es un juego, más bien es una irresponsabilidad que las expone a un contexto adulto que no corresponde con su etapa de desarrollo, pero lo más importante, es el móvil perfecto para el aprendizaje de la internalización de un estereotipo que posiblemente al pasar de los años pudiese acabar con sus vidas. Cuando esto ocurra  al igual que ahora la sociedad solo se asombrará y  seguirá preguntando ¿por qué las princesas son asesinadas por sus príncipes?

La violencia se perpetúa en el silencio y esta es la razón por la que escribo,  el conocimiento y la conciencia obliga a la clase profesional a tomar partido. Las madres y padres que han tenido el privilegio de la educación posiblemente no ofrecerán a sus niñas para desfilar como princesas, de manera que en nombre de todas las niñas que no tienen quien las proteja, yo digo NO, con las niñas No, para concurso de belleza NO, como princesitas NO, definitivamente NO.