Una lista de deseos es sólo un sueño en una sociedad como la nuestra, en que las fuerzas sociales y políticas no paran de contradecirse.

¿Y quién ha dicho que no es válido soñar?

Hay quienes sostienen que las utopías son necesarias, porque ayudan a trazar el camino posible y mantienen vigente el sueño de redención y justicia de la humanidad.

Los sueños y deseos de justicia, equidad, fraternidad y paz, si bien es cierto que se ha tornado más complejos, también se han ido mejorando.

La lucha por los derechos humanos, derechos políticos, derechos jurídicos, derechos territoriales, derecho a la nacionalidad se mantienen vigentes, tras miles de años de batalla y sacrificios para conseguirlos.

En algunos lugares han avanzado más y en otros lugares han avanzado menos. Pero persiste el ánimo y la búsqueda de fuerzas para conseguirlos.

Hoy hay menos hambre y menos violencia en el mundo. Cientos de millones de personas que vivían en pobreza extrema se han incorporado a labores productivas y han salido de esa condición.

En China, en los últimos 20 años, más de 600 millones de personas se han incorporado a la vida moderna, han salido de la pobreza y han alcanzado niveles de desarrollo humano envidiables para otros pueblos que aún no logran rebasar la sobrevivencia.

Aspiramos a una justicia que le interese como un deber ineludible sancionar a los corruptos, a los ladrones de la cosa pública, a quienes se les pruebe que han abuso del Estado y de su poder para enriquecerse ilícitamente

En todo el mundo, las comunicaciones son mayores y mejores ahora que hace 10 años. Hay menos dictaduras, hay más derechos políticos, hay más grupos minoritarios reclamando derechos y obligado a los gobiernos a reconocérselos.

Las redes sociales han sido usadas como instrumentos de uso masivo para ayudar en las luchas por las libertades y por la justicia, como ocurrió recientemente en Guatemala y antes con la Primavera Árabe.

Varios presidentes que se creyeron todopoderosos para violar las leyes de sus países han ido a prisión o están a punto de entrar a la cárcel: Casos de Francisco Guillermo Flores Pérez en El Salvador, Otto Pérez Molina y Roxana Baldetti en Guatemala, o Ricardo Martinelli en Panamá.

El narcotráfico es cada vez más poderoso, y consigue influencias en la justicia, en la política, y hasta logra atemorizar en muchos países. Pero la resistencia de la sociedad es cada vez más contundente, lo mismo que las propuestas más racionales y valientes para enfrentar el problema del uso y abuso de drogas desde otro concepto, más allá de la simple represión.

La pobreza extrema, las injusticias ancestrales, la falta de atención a la educación son las razones por las que los terroristas y narcotraficantes ganan espacio. Por ello se requiere cada día políticos más honestos, más formados y con mejores condiciones para hacer frente a estos desafíos.

Hacer justicia, pagando la deuda social con los desfavorecidos, por ejemplo, dedicando más recursos a la educación, generando más empleos, aportando más presupuesto para convertir en actores a los grupos de pobres y clases medias. Los ricos son cada día más ricos, porque el dinero busca dinero. Para evitar que la injusticia se profundice están los Estados, como entes de equilibrio y de consenso, para que haya paz y prosperidad.

Que la pobreza sea mínima es un sueño. Que la educación abarque a todos y todas, es un sueño. Que todo ser humano tenga derecho al trabajo, a una justicia imparcial, a un transporte seguro, a una vivienda cómoda. Son sueños por lograr.

Unos cuantos tienen el privilegio de utilizar las nuevas tecnologías, porque hay que pagar por su adquisición y su utilización. Es un sueño que las nuevas tecnologías estén al servicio de cada ser humano.

Son sueños también que los más fuertes no abusen de los más débiles, que los más sanos se impongan a los que carecen de salud, que los más ricos pisoteen a los más pobres, y que la ambición no esté por encima de los deseos de equidad y de justicia social en el mundo.

Como seres humanos, como ciudadanos, como dominicanos deseamos justicia equitativa y no politizada en el 2016.

Aspiramos a una justicia que le interese como un deber ineludible sancionar a los corruptos, a los ladrones de la cosa pública, a quienes se les pruebe que han abuso del Estado y de su poder para enriquecerse ilícitamente.

Deseamos procesos políticos limpios, sin que nadie pueda cuestionar su idoneidad, porque las autoridades electorales actúan con honestidad, preservando los derechos de cada quien. En este 2016 será necesario mantener ese deseo, y reclamarlo, para que las elecciones sean limpias y el gobierno que surja de ellas tenga legitimidad, y pueda gobernar para todos los ciudadanos.

Aspiramos a la honestidad y capacidad de las autoridades policiales, para que la delincuencia encuentre respuestas adecuadas, y la ciudadanía no tema al peligro de caminar por las calles, de descansar tranquila en los hogares. A que los agentes del orden no roben a los ciudadanos, como delincuentes comunes. Y que las autoridades impongan la ley como justicia, no ejecutando a personas.

Aspiramos a una economía solidaria, a una redistribución del ingreso que reduzca la pobreza extrema y aumente el número de las clases medias. Aspiramos a más exportaciones dominicanas, mayor número de turistas en todas las provincias y zonas de recreo, más seguridad en nuestras carreteras, más educación vial en los conductores y respeto a la vida y a los derechos de los demás.

En este momento, por ser el inicio del año nuevo, estamos expresando nada más que el derecho a soñar, a mantener la utopía de la justicia como el norte de nuestro trabajo y como reflejo de una aspiración colectiva.