La fábrica de rumores está encendida y busca sacar del escenario a las personas calificadas, que pudieran ser la gran diferencia en el escenario institucional dominicano.
Lo advertimos en esta misma columna este martes, a propósito de la publicación de listas no oficiales de los supuestos implicados en el caso Odebrecht.
En medio del desguañangue ético que vive el país y de la irresponsabilidad con la que actúan algunos, el martes se publicó una falsa noticia, mendaz, en el sentido de que la magistrada Miriam Germán Brito, presidenta de la Segunda Sala Penal de la Suprema Corte de Justicia, se habría reunido en cuatro ocasiones con el ex ministro de Obras Públicas Víctor Díaz Rúa, mencionado abundantemente como uno de los implicados en el caso Odebrecht.
Las reuniones no ocurrieron, pese a que los que asumieron la responsabilidad de dar a conocer la falsa noticia dijeron poseer fotografías de las mismas. Tampoco las dieron a conocer, pero pareciera que el propósito deseado fue alcanzado, al sacar del escenario de juzgamiento del caso Odebrecht a la magistrada Miriam Germán Brito.
Ética como es ella en extremo, que se cuida de los conflictos de intereses y que nunca nadie ha osado cuestionar su carrera profesional, con razón, decidió renunciar a conocer nada relacionado con el caso Odebrecht y así lo hizo saber en una carta remitida al presidente de la Suprema Corte de Justicia, Mariano Germán Mejía.
Si hay una jueza en la Suprema Corte de Justicia que prestigia esa entidad, y que conserva la independencia y la dignidad para abordar cualquier tema relacionado con sus funciones, sin ensuciarse, esa se llama Miriam Germán Brito. Ella engalana la sala donde se sienta y prestigia con su firma el membrete que llevan las sentencias de la Segunda Sala Penal de la SCJ, lo que no ocurre con otros miembros de esa misma corte, al servicio de intereses espurios, intereses políticos, distantes del interés de la justicia y del interés ciudadano.
Miriam Germán Brito ha dicho que conoce a Víctor Díaz Rúa, que ha conversado con él, pero nunca sobre un proceso judicial, y que cuando el caso Díaz Rúa fue a la SCJ ella emitió su opinión contraria a los intereses de Díaz Rúa, en una disensión que quedó en minoría con los demás jueces políticos de la cámara, que lo exculparon de las acusaciones que se formulaban.
Miriam Germán Brito también admite que tiene más de 20 años siendo amiga de las hermanas de un senador que fue procesado penalmente, “pero a la hora de fallar lo hice en contra de él”, por lo que su manera de ver la vida no es andar huyendo de nada, sino asumiendo responsabilidades, sin que lo afectivo la condicione.
En la carta de Miriam Germán Brito hay una frase que explica, con suficiente claridad, el propósito de la campaña para dañarla y poner en duda su honestidad e imparcialidad. Y es esta:
“Las personas que juegan billar suelen golpear una bola, pero persiguen golpear otra, y la carambola a veces suele ser perversa”. Conociendo su rectitud, su probidad y entereza, la golpearon en medio del ambiente nauseabundo que vive el país, para por carambola, hacerla saltar del caso Odebrecht, y si fuera posible de la Suprema Corte de Justicia.
Nadie es dueño del voto de Miriam Germán Brito como juez. Nadie puede darse ese lujo, pero hoy día la corrupción generalizada necesita de jueces que tengan su voto comprometido, como ya lo hemos visto reiteradamente. Los beneficiarios están a la vista de todos, porque no hay un solo político o ex funcionario preso por corrupción, ni siquiera luego de haber sido procesados e investigados por la Procuraduría General de la República. La impunidad la garantizan jueces con su voto comprometido, que están en la Suprema Corte de Justicia por compromisos políticos, no por sus méritos como abogados o por su probidad profesional.
No estamos de acuerdo con la decisión de la magistrada Miriam Germán Brito de renunciar a conocer el proceso judicial -si llegara a la SCJ- sobre el caso Odebrecht. Lo que el país necesita es que juezas como ella sean quienes encabecen ese proceso, porque ella es una de las pocas que tiene credibilidad en esa SCJ. Esta decisión de Germán Brito priva al país de un punto de apoyo en la búsqueda de la justicia contra la corrupción y la impunidad.
Quienes lanzaron la infamia contra Miriam Germán carecen de credibilidad para dañar su imagen. Tan pronto se divulgó la versión en las redes sociales y en los medios formales hubo rechazo a la misma y apoyo sincero y reafirmación de su honorabilidad para la magistrada. Mal ha hecho ella al tomar una decisión tan importante, como marginarse del proceso, y decir que su decisión no tiene marcha atrás.
Ella que no es influenciable, que tiene credibilidad, que es independiente, es muy importante en los procesos judiciales que se avecinan, aunque tenga que seguir salvando su voto disidente y explicando sus razones.