La carta de la familia Acosta Yapor, perdonando al ex raso de la Fuerza Aérea Dominicano que disparó un arma para detener a dos presuntos delincuentes y terminó asesinando a su pariente Delcy Yapor. La tragedia se produjo este lunes en la mañana, y en la noche la Policía Nacional revelaba el nombre del involuntario victimario, Franklin Padilla Núñez, quien aceptó haber disparado su arma para proteger a una dama que había sido víctima de un asalto en la calle Francisco Prats Ramírez, en el Ensanche Evaristo Morales.
El breve documento de la familia Acosta Yapor tiene un extraordinario valor. Despierta curiosidad que inmediatamente, en medio del dolor terrible de la muerte de Delcy, su familia haya podido reflexionar y llamar al país a la reflexión sobre qué es lo que está pasando en nuestro país con la violencia.
Y perdonar, como lo hacen, sin haber terminado de soltar sus lágrimas, es una demostración de caridad y de bondad que pocas veces vemos en la sociedad dominicana. Y a la familia del que asesinó a su esposa, madre, hermana también le brindan un abrazo y solidaridad. El ejemplo de la familia Acosta Yapor hay que replicarlo, divulgarlo, aplaudirlo, porque muy pocos tenemos esta capacidad de perdonar en la dimensión en que lo han hecho los miembros de esta familia.
Nuestro reconocimiento, por supuesto a Leandro Acosta, el esposo de la fallecida, y a sus hijas, y a su hermana, porque representan un paradigma de convivencia y de salud emocional que pocos estamos en condiciones de demostrar. Las circunstancias son las que definen a las personas, y en este caso estamos descubriendo a una familia con autenticidad en la bondad y en la fe, sin dejar de lado el amor al prójimo.
Les dejemos con este histórico mensaje:
Al pueblo dominicano
La familia Acosta Yapor agradece las expresiones de solidaridad que personalmente, a través de los medios de comunicación y las redes sociales ha expresado la sociedad dominicana, en todos los estamentos, por la muerte de nuestra siempre bien amada y recordada Delcy.
Es un hecho cuyas dimensiones se definen por sí mismo. Un hecho que la sociedad ha asumido como una estocada, un grito que nos obliga a pensar qué es lo que está pasando en nuestro país.
La muerte de Delcy es una tragedia que no solo envuelve a nuestra familia, a sus amigos y amigas, a nuestra comunidad de El Buen Pastor y a la Iglesia: su muerte también toca a la familia de quien probablemente es un buen hombre, que pudo pensar que hacía un servicio ciudadano al tratar de detener a dos supuestos delincuentes.
A esa familia que hoy también sufre le extendemos un abrazo.
Delcy así lo hubiera querido, porque ella era una mujer de una profunda fe cristiana, una mujer de Dios, que hizo del perdón, del amor al prójimo, de la caridad, de la misericordia, su principal motivo de vida, y que amaba a los niños como si fueran sus propios hijos.
Delcy era una persona entregada al servicio, fuerte, feliz, luchadora, que se hacía querer, solidaria, entregada a su familia y a su parroquia El Buen Pastor y a la Iglesia Católica.
Desde lo alto ella nos sonríe y nos acompaña.
Su esposo
Leandro Acosta
Diácono de la Iglesia Católica
Sus hijas
Jacquel, Betsy, Janel y Delcy Linnet
Su hermana
Jaqueline Yapor
Sus hijos políticos
Francisco Quintana, Omar Solano y Geovanny Contreras