El siguiente es un comentario del experto dominicano en asuntos energéticos Bernardo Castellanos. Es un comentario al editorial que publicamos el pasado martes 15 de noviembre, sobre las políticas de transparencia en el sector eléctrico dominicano.
La sustancia y validez de lo planteado por Bernardo Castellanos nos inducen a hacerlo nuestra nota editorial de este día:
Del 2009 a la fecha se han producido tres aumentos en la tarifa eléctrica siempre bajo la misma excusa y pretexto.
¿Cuál ha sido el resultado de esos aumentos? ¿Han disminuido las pérdidas y los subsidios? Obviamente que no.
Los subsidios cada año son mayores y las pérdidas totales del sistema (diferencia entre energía comprada por las distribuidoras a los generadores y cobrada a los clientes) están por encima del 40%.
¿Por qué las pérdidas y el subsidio no bajan? Porque alrededor del 40% de la energía que las distribuidoras compran no es facturada y si no se factura nunca se podrá cobrar por que para cobrar primero hay que facturar.
¿Por qué las perdidas entre compra y cobros es tan alta? Porque existe alrededor de un millón de hogares, según la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de Hogares del 2007, que consumen electricidad y su consumo no es facturado por carecer de contadores.
Hoy se quiere presentar el estudio tarifario de la empresa chilena INECON como la panacea y como que es un estudio de tarifa técnica, cuando en realidad es un estudio de una tarifa de transición que triplica el margen de intermediación de las distribuidoras o Valor Agregado de Distribución (VAD) con relación a una distribuidora administrada de manera eficiente.
Ese mismo estudio de INECON plantea que las tres distribuidoras deben tener un máximo de 1,561 empleados. A Agosto del 2011, según el Informe de Desempeño publicado por la CDEEE, las tres distribuidoras presentaban una nomina 5,693 empleados, 468 empleados en adición a lo que existían en Enero del 2011 (5,225) y 646 empleados más que los que había en Diciembre del 2010 (5,047). Hay que señalar que las distribuidoras poseen casi la totalidad de los servicios que ofrecen contratados con empresas externas por lo cual el exceso de empleomanía todavía es mucho mayor. En vez de reducir empleados las distribuidoras los están aumentando y ese incremento de gastos es cubierto por el aumento de la tarifa.
Las pérdidas financieras del sector eléctrico no se deben a que la tarifa vigente no cubre los costos. La razon de tales pérdidas se debe única y exclusivamente a las altas pérdidas de las distribuidoras, que son una consecuencia directa de la pésima gestión, ineficiencia y exceso de empleados y gastos corrientes que poseen dichas empresas. En la actualidad las distribuidoras compran la energía eléctrica a los generadores a un precio promedio que es inferior al precio promedio que esa energía es facturada a los clientes que poseen contadores.
El aumento tarifario no ataca la raíz del problema del sector eléctrico y su déficit financiero. Todo lo contrario el mismo contribuye a mantener y subsidiar el exceso de empleomanía y gastos corrientes que poseen las distribuidoras y la CDEEE a expensas de incrementar la tarifa eléctrica a los que pagamos por un servicio pésimo y caro.
La aplicación de la ley de la tarifa flexible producirá aumentos superiores al 1.5% mensual para los clientes que consumen menos de 700 Kwh/mes (pobres y clase media) y producirá rebajas significativas a los clientes con consumos mensuales superiores a los 700 Kwh/mes (los que más tienen y más pueden), tal y como lo han declarado el Superintendente de Electricidad y el Representante del BID.
Este año, como bien se señala el editorial de Acento, las propias autoridades han declarado que el subsidio directo terminará en los US$1,000 millones, con un déficit en flujo de caja de las distribuidoras y la CDEEE alrededor de los US$1,400 millones y esto después de aumentos acumulados de tarifa del 30% a partir del 2009.
En el 2012 la situación no será diferente y veremos que con todo y aumento tarifario que castigará a los pobres y clase media, las pérdidas totales seguirán siendo muy elevadas al igual que el subsidio directo. Mientras tanto, los que pagamos por un servicio pésimo y caro seguiremos cargando sobre nuestros hombros el costo de la ineficiencia, pésima gestión y exceso de empleomanía y gastos corrientes de las distribuidoras y CDEEE.
Para exigir sacrificio primero hay que predicar con el ejemplo, y con el ejemplo del exceso de empelomanía y gastos corrientes que presentan las distribuidoras y la CDEEE no se le puede pedir y mucho menos reclamar y exigir sacrificios a una población hastiada y agobiada por un servicio pésimo y caro.