El presidente salió de viaje la pasada semana, en un periplo nuevo que le lleva por Europa y Medio Oriente. El mundo globalizado de hoy demanda que los presidentes viajen y promuevan sus países. En este sentido el presidente viene a ser como un encargado de promocionar al país en los foros internacionales y ante los demás gobiernos.
La pasada semana El Informe, de Alicia Ortega, demostró que de todos los viajes del presidente Leonel Fernández, con 25 logros anunciados, apenas cuatro de esos logros se han concretado. Fue una muestra aleatoria la que se hizo.
Si las cosas son así, los viajes del presidente Leonel Fernández tienen poco o ningún resultado positivo para el país, y en cambio lo que hacen sus relacionistas es vender ilusiones sobre resultados que no son tales.
Otro problema tiene que ver con la gran cantidad de gente que acompaña al presidente en sus viajes. Es mucha gente, demasiada, la que se agrega a esos viajes. Podría ser que el Estado Dominicano no cargue con sus gastos, pero el hecho de que el presidente vaya con docenas de personas por donde quiera habla mal del nivel de racionalidad que tenemos los dominicanos, si muchas veces hablamos de austeridad o recibimos apoyo de la comunidad internacional.
Algunos países donantes, con presencia en la sociedad dominicana, se alarman del nivel de vida y la opulencia de los funcionarios públicos. Se gastan cientos de millones de pesos en picaderas, en refrigerios o en actividades de relaciones públicas. Y nuestro país dice estar oficialmente sometido a una austeridad.
Los viajes del presidente tienen, además, un problema adicional. El presidente firma acuerdos relacionados con sus actividades privadas, como presidente de honor de FUNGLODE, su fundación, cuando se trata de viajes oficiales. Si esto ocurriera una vez, no sería un problema. Se produce de forma reiterativa.
Ahora, por ejemplo, en este viaje que acaba de iniciar. Una de sus primeras actividades fue firmar un acuerdo, en nombre de FUNGLODE, con el Grupo Prisa, propietario del diario El País, en materia de cine. Es decir, hay una confusión de roles en los viajes del presidente.
Estas cosas, si aspiramos a tener un país institucionalizado, no deben ocurrir. Es lamentable que el mismo presidente de la República, incluso, despache tanto en sus oficinas privadas de FUNGLODE, como en sus oficinas públicas del Palacio Nacional. Estas cosas no prosperan adecuadamente, cuando se trata del presidente de la República.
Por eso, ante las publicaciones que se han realizado recientemente y las críticas de diversas procedencias, correspondería que el gobierno ofrezca un informe de los resultados reales y concretos que se han conseguido con los viajes del doctor Leonel Fernández en los últimos años. Algunos de esos viajes han dejado como resultados libros de la Cancillería Dominicana mencionando las actividades y logros, pero cuando se saca balance, esos logros se empequeñecen. Sería bueno que el gobierno aclare estos temas.