Luego de cuatro elecciones presidenciales y dos de medio término ganadas por el Partido de la Liberación Dominicana es válido hacerse la pregunta ¿Quiénes son los liberales dominicanos, y dónde están ubicados?

El liberalismo ha sido una corriente política con presencia histórica en la República Dominicana. Desde Juan Pablo Duarte y los Trinitarios, que fueron jóvenes liberales, pasando por Gregorio Luperón, Ulises Francisco Espaillat, Pedro Francisco Bonó, José Ramón López, Américo Lugo, Juan Bosch, José Francisco Peña Gómez, Manuel Aurelio Tavárez Justo, Antonio Guzmán, Salvador Jorge Blanco y Leonel Fernández (éste, por lo menos en su primer gobierno), representaron alguna expresión del liberalismo político.

El liberalismo representa una visión democrática de la sociedad y defiende la libertad individual. En su concepción de la economía privilegia el equilibrio entre la iniciativa privada y la intervención del Estado.

Aboga por la tolerancia en las relaciones humanas, asume el libre albedrío y promueve las libertades públicas, civiles y económicas, resistiendo ante cualquier asomo de absolutismo, de despotismo y de conservadurismo extremo. Asume el respeto a los poderes en que se divide el Estado y resiste el control absoluto por parte de los gobiernos sobre las actividades individuales, siempre que no esté en riesgo el derecho de la colectividad.

¿Quiénes son los liberales en la sociedad dominicana de hoy?

Juan Bosch y Peña Gómez fueron los liberales más notables que tuvo la sociedad dominicana, pero no siempre actuaron juntos. La política, o la sabiduría de los conservadores, los separó y durante muchos años hubo dos corrientes de liberales en la sociedad dominicana. Los que seguían a Peña Gómez, que eran los liberales de la socialdemocracia, y los que seguían a Juan Bosch, que eran los liberales de una centroizquierda que predicaba la liberación nacional, el rechazo al imperialismo.

Los cambios registrados en los últimos años parecen haber borrado las diferencias ideológicas, y en vez de liberalismo y conservadurismo, se instaló un pragmatismo de conveniencia, especialmente a partir de los años noventa, cuando liberales boschistas y conservadores balagueristas se unieron para detener el ascenso al poder del liberal socialdemócrata José Francisco Peña Gómez y su Partido Revolucionario Dominicano.

El político de origen centroizquierdista Leonel Fernández llegó al poder apoyado por los conservadores balagueristas. Pese a los pujos iniciales, de mantener su matrícula de la izquierda democrática, Fernández se vio arropado por el conservadurismo y descubrió la oportunidad de ganarle el espacio natural que tenían los discípulos de Balaguer para consolidar una base de apoyo mayor. Dio el paso al conservadurismo, sin dificultades, se atrajo a los más ultraconservadores, y les brindó espacio de su poder, hasta el punto de absorber a gran parte de los conservadores, incluyendo a muchos oportunistas y a todos los que se decían liberales pero que tenían ocultos sus sentimientos derechistas y que vieron abiertas las puertas para su oficialización como neo-conservadores con el Partido de la Liberación Dominicana.

En ese proceso se reencontraron los liberales de Peña y los de Bosch, disfrazados, que se quitaron la chaqueta y asumieron el bando conservador, prácticamente unificando a los partidos PLD y PRD, y al rabo de oportunistas que siempre migró a conveniencia desde un puerto a otro.

La gestión de gobierno de Hipólito Mejía, entre el 2000 y el 2004, pese a proceder del ala liberal, también demostró que el liberalismo ha sido poco consistente y nada coherente. No hubo frontera que distinguiera las actuaciones oficiales del neo conservadurismo el PLD.También se atrajo a parte de la rémora del balaguerismo más derechista.

Aparte de algunas leyes, como las de Seguridad Social y Medio Ambiente, fueron pocas las actuaciones consistentes de los socialdemócratas seguidores de Peña Gómez. El retorno de Leonel Fernández al poder en el 2004 fue el momento para el gran destape del conservadurismo leonelista trocado en vinchismo, y cuando se elaboró un proyecto conservador de control de todos los aparatos del Estado, y del conjunto de la sociedad, con miras a eternizar el predominio de las nuevas camadas de conservadores sobre el país.

La fuerza que intentó reivindicar políticamente el liberalismo surgió con el Partido Revolucionario Moderno, pero no con la fuerza ni la coherencia necesaria, porque en ese nuevo grupo político también ganó mucho espacio el conservadurismo, y porque sus principales dirigentes, Luis Abinader e Hipólito Mejía, no terminan de convencer a los dispersos liberales dominicanos, que han encontrado un espacio legítimo, no manipulable, en el movimiento Marcha Verde, con la variedad de actores como signo más distintivo, y en el cual las ideas políticas liberales tienen predominio. Por lo menos hasta el momento.