De los 8,383 millones de dólares que exportamos desde la República Dominicana hacia todo el mundo en el 2015, 4,495 millones fueron hacia los Estados Unidos. Eso representa que más de la mitad de las exportaciones dominicanas (53.6%) son compradas en el mercado estadounidense.

La República Dominicana importó desde los Estados Unidos en el 2015 la cantidad de 7,157 millones de dólares. Eso representa una balanza comercial negativa para los dominicanos de 2,662 millones de dólares. Estos datos corresponden al 2015 y están disponibles en el Centro Internacional de Comercio, que recoge las estadísticas para el desarrollo internacional de las empresas.

En los últimos años el país ha dispuesto de varios mecanismos para mejorar su comercio con los Estados Unidos, y en particular el más importante ha sido el Acuerdo de Libre Comercio de Estados Unidos con Centro América y República Dominicana, más conocido como DR-CAFTA.

En Estados Unidos acaba de ganar las elecciones el empresario Donald Trump, quien se ha presentado como enemigo de los tratados comerciales de apertura de mercados, porque a su juicio han perjudicado a Estados Unidos.

Particularmente, Trump se ha referido al Tratado de Libre Comercio de América del Norte (el NAFTA firmado por EEUU, Canadá y México) como el peor que ha firmado Estados Unidos en toda su historia, y ha dicho aplicará todos los recursos en su poder para reformarlo o, si fuera posible, ponerle fin.

Habrá que esperar la forma en que el gobierno del señor Trump enfrente los acuerdos de libre comercio. El NAFTA, por ejemplo, tiene los mecanismos establecidos para su terminación o revisión, pero son procesos complicados.

En el caso de la República Dominicana, está en la obligación de proteger su industria y las empresas que se han establecido en el país para aprovechar nuestros acuerdos de libre comercio con fines de poder exportar hacia los Estados Unidos. Las empresas de zonas francas, por ejemplo, y en particular las de industria textil.

El país tiene que asumir estratégicamente el cambio que viene en el gobierno de los Estados Unidos. Es probable que el gobierno del presidente Danilo Medina ya tenga información o la esté gestionando sobre los posibles renglones en que podríamos ser afectados o beneficiados, o que simplemente habrán de atravesar por un proceso de cambio.

Estamos hablando de negocios, de exportaciones, de acuerdos en los cuales los dos o más países crearon varias vías para beneficiarse mutuamente, incluyendo la generación de empleos.

Otro asunto en que el gobierno dominicano ha sido parco, casi nulo, a diferencia de otros gobiernos de la región, es el de las políticas de atención y defensa de los derechos de los migrantes dominicanos en los Estados Unidos.

Como se esperan políticas migratorias fuertes de parte del señor Trump, cuáles son los escenarios que el gobierno dominicano se plantea para dar apoyo a esa población, la más grande fuera del territorio dominicano y fuente de un importante aporte de divisas a la economía dominicana.

Esa población migrante es la que envía (según estadísticas oficiales de 2015) más US$3,882.7 millones, por año, dinero fresco que no cuesta nada producirlo al gobierno dominicano. Las remesas de toda la diáspora dominicana, dentro y fuera de los Estados Unidos alcanzan más US$4,882.7 millones por año.

¿Cuáles orientaciones, cuáles contactos, cuáles acciones podrían ponerse en marcha desde el gobierno dominicano, sin intervenir en los asuntos internos de los Estados Unidos, para que esos ciudadanos dominicanos no se sientan desamparados ante posibles políticas de deportación más terribles que las puestas en marcha hasta ahora por la administración de Barack Obama?

Cada deportado de los Estados Unidos, por las razones que fuese, es un ciudadano que llega a República Dominicana a buscar empleo, a gestionar una vida en un contexto que poco a poco se ha fue yendo de las manos. La sola integración a la sociedad dominicana requiere de esfuerzos de parte de las autoridades para que esas personas no incurran en ilegalidades y otras labores o actividades conflictivas o que pasen a engrosar las estadísticas de los desempleados y excluidos.

El triunfo de Donald Trump en las elecciones de Estados Unidos pone el desafío al gobierno dominicano de analizar las diversas posibilidades de mejorar el intercambio, de esquivar las decisiones que pudieran dañar a nuestra gente o de encontrar nuevas formas de incrementar los negocios con una potencia como Estados Unidos. Es un desafío, y habría que prepararse para lo que venga a partir del 20 de enero del 2017.