Un Estado no debe, bajo ningún punto de vista, propiciar situaciones de privilegios para una parte de la ciudadanía, mientras excluye, desprecia y maltrata a otra parte.
Mientras se informa de los montos millonarios de los recursos públicos que fueron destinados al pago de las pensiones de los exmiembros de la Junta Central Electoral, el país también conoce de las penurias que sufren las personas que dejaron sus mejores años cortando caña o sirviendo al Estado en la Policía Nacional y en las Fuerzas Armadas.
Esta realidad debe provocar una profunda reflexión en quienes cuentan con el mandato del pueblo dominicano para gobernar.
Y es necesario recordar que la responsabilidad y el trabajo de gobernar no son exclusivos del Poder Ejecutivo, cuya cabeza es el Presidente de la República Dominicana. También ejercen labor de gobierno los integrantes de los poderes Legislativo, Judicial y las administraciones municipales, que son los gobiernos de las ciudades y distritos municipales.
De los cañeros muy pocos han recibido la pensión para la cual cotizaron a través del Instituto Dominicano de Seguros Sociales (IDSS). Y a esos pocos se les ha otorgado la pensión como si se tratara de una dádiva
No es posible continuar ignorando lo que está ocurriendo con los ancianos que dieron los mejores años de su existencia al trabajo productivo, que pagaron impuestos y aportaron cada mes para un día obtener una pensión, y hoy tienen que mendigar el auxilio del Estado.
De los cañeros muy pocos han recibido la pensión para la cual cotizaron a través del Instituto Dominicano de Seguros Sociales (IDSS). Y a esos pocos se les ha otorgado la pensión como si se tratara de una dádiva, y no un derecho adquirido al amparo de la ley de y de la justicia.
Y lo peor, ante su lucha para no morir sin recibir la escasa pensión (apenas llega a los 5 mil pesos), reciben represión violenta de parte de las autoridades. Un verdadero abuso.
¿Y qué decir de los exmilitares y expolicías que no lograron alcanzar los altos rangos o tener el privilegio de estar relacionados con políticos influyentes?
Se están muriendo en la miseria, en el desamparo. Están reclamando que se les aumenten los montos de sus pensiones, que apenas les alcanzan para suplirse algún alimento o alguna medicina. Pero no son escuchados, nadie les presta atención, como si no se tratara de dominicanos y dominicanas, ni de seres humanos.
Apoyamos la justa lucha de estos ciudadanos que ya dieron los mejores años de su vida al trabajo honrado y digno. No es justo que se les trate como un desecho social.
Parafraseando a Fray Antón de Montesinos, preguntamos: ¿Los cañeros, policías y militares retirados no son personas?