La dirección de la Policía Nacional ya debe tener conocimiento de la existencia de un grupo de sus agentes que se dedica al asalto de personas en horas de la noche, especialmente en vehículos privados o en servicios de las empresas de nuevo tipo de transporte de pasajeros, conocidas como Uber o Cabify.

Son varios los testimonios que hemos conocido y escuchado de personas jóvenes que han sido detenidos, despojados de sus pertenencias, particularmente dinero, y asustados con meterlos presos o con una ostentación amenazante de sus armas de reglamento.

Y aunque se trata de un asalto, esos policías se muestran como tales, van en grupos de tres o cuatro, utilizan automóviles y motocicletas, y hacen creer a los detenidos que han violado las leyes, ya sea por haber ingerido alcohol, o les acusan de uso de drogas, y les mencionan las penas que tendrían que cumplir o las multas que tendrían que pagar por las supuestas violaciones.

Rápidamente se han dado cuenta de que los detenidos no conocen sus derechos, y menos saben el significado del artículo 40 de la Constitución de la República sobre cuándo es posible que la autoridad policial detenga y retenga a una persona que no ha cometido ni está cometiendo un delito.

Son agentes policiales, abusadores, irresponsables, criminales que están imponiendo el terror en las calles, sin que hasta el momento hayan sido denunciados con seriedad y contundencia.

Desconocemos la cantidad de personas que han sido víctimas de estos delincuentes de uniforme policial, pero obviamente no han debido ser pocas, porque las víctimas han comenzado a quejarse.

Acento recibió directamente el testimonio de un adolescente de 16 años, que a las 12 de la medianoche se trasladaba junto a otro compañero de su misma edad, en un vehículo de la empresa Uber a inicios del mes de marzo, del Ensanche Evaristo Morales hacia el sector de Gascue. Cuando el vehículo iba por la calle Víctor Garrido Puello con José Tapia Brea fueron detenidos por 3 “agentes policiales”, que iban en dos motocicletas. Llevaban chalecos parecidos a los que utilizan los SWAT, y neutralizaron al chofer, ordenando a los dos jóvenes bajar del vehículo.

Primero los amenazaron con llevarlos a prisión por estar borrachos, luego les quitaron los documentos de identidad, incluyendo sus carteras. Les hicieron creer que estaban en falta, que la prisión era irremediable, que no podrían llamar a nadie por teléfono, y que a partir de ese momento tendrían que ponerles las esposas para llevarlos a prisión.

El conductor del Uber actuó irresponsablemente permitiendo que ese abuso continuara en su presencia. Estaban asaltando a sus clientes y ni siquiera notificó a la empresa para que trabaja sobre el abuso. Los policías retuvieron las carteras y móviles de los jóvenes, y uno de ellos habló de darles un chance, si tenían algo de dinero. Y claro, se quedaron con el dinero que llevaban los jóvenes y les autorizaron a seguir en el mismo servicio de transporte que habían contratado. Tampoco hicieron una denuncia formal ante la Policía Nacional, pese que aquello era obvio que se trataba de un asalto.

El otro testimonio lo conocidos en Twitter de parte del joven Andrés Reyes Ordeix, quien escribió lo siguiente, en varios post:

Andrés Reyes

@andresordeix

 18 mar.

El sábado, alrededor de las 12:00 AM, iba de regreso a mi casa y fuí detenido por dos patrullas de la PoliciaNacionalRD en el semáforo de la Abraham Lincoln con George Washington y me robaron 7 mil pesos.

Estos presuntos "policías" comenzaron con una actitud muy violenta a pedirme mis documentos, alegando que: "me fuí en rojo", "estaba usando el celular" y que "estaba hablando con los maricones de las calle" (sí, en esa misma expresión).

Procedieron a revisarme y el vehículo en el que andaba y hasta decidieron encañonarme y mostrar sus armas repetidamente. Diciéndome que iba a pasar la noche en el destacamento, mi vehículo incautado y que mis pertenencias las iban a “guardar".

Cuando les pregunto que si puedo llamar a mi papá para que vaya al destacamento me dijeron que "no, que la ley prohíbe usar el celular cuando la policía hace un detenimiento y que lo deje en un lugar visible”.

Camino al destacamento, se montaron dos "policías" armados en la parte trasera del vehículo. No encañonándome, pero sí haciendome ver sus armas y tratándome como un delincuente. Les pregunto por algún nombre, a lo que no responden. Me van diciendo las multas que tendré que pagar y en un momento pregunta uno de ellos que si llevo dinero efectivo conmigo, a lo que le digo que NO, ya que nunca ando con dinero efectivo por eso mismo, para NO darles. Y viene y me dice que "tendremos que pasar por un cajero automático de mi elección".

Llegamos al cajero automático que está frente a la Cervecería, en la Independencia, y procedieron a pararse en la puerta hasta que sacara el dinero. Cuando les voy a entregar el dinero, me dicen que "no, que entremos a mi vehículo y apague las luces para darle el dinero”.

No hago este post para que me hagan justicia, porque no la habrá. Y gracias a Dios que sólo fueron 7k pesos  solamente y no mi vida ni mis otras pertenencias. Esto aparecerá después. pero esto debe tener un punto final. Cada vez son más violentos y más descarados.

No soy el primero ni el último que le pasó/pasará esto pero que ellos vean que estamos JARTOS. Te agradecería mucho que me ayudes a hacer correr esto. El poder de las redes es real, y nuestra voz también.

Increíble cómo hay gente que me dice "y tú peor que se lo diste". Somos los más valientes hasta que te ponen una pistola.

El Mayor General Ing. Ney Aldrin Bautista Almonte, director de la Policía Nacional debe poner toda la atención esta estas denuncias merecen. No se trata de vulgares delincuentes aprovechando el descuido de los ciudadanos, sino de agentes policiales que utilizan las armas y el uniforme que le otorga la entidad a la que pertenecen para proteger a los ciudadanos, y realizan exactamente lo contrario.

La Policía Nacional debe evitar este tipo de vergüenza, en especial en un momento en que el gobierno está realizando esfuerzos para modificar la percepción que sigue dejando la Policía Nacional, que es una entidad corrompida, integrada por personas que no merecen ninguna confianza. Y hasta se atreven a dar la impresión de que roban a los ciudadanos combinados con sus oficiales superiores.