Un total de 190 líderes religiosos católicos, entre ellos 114 presidentes de conferencias episcopales, iniciaron este jueves la primera reunión sobre pederastia en la Iglesia Católica, convocada por el papa Francisco a nivel mundial, y lo que han tenido que escuchar es verdaderamente terrorífico.

La Iglesia se ha convertido en un lugar sumamente peligroso para niños y niñas, para adolescentes, personas mayores, incluyendo parapléjicos y enfermos, sin dejar de lado a monjas y seminaristas en todo el mundo. Cualquiera ha podido ser víctima de abusos sexuales continuados por varios años, incluyendo jóvenes que han revelado más de 10 años continuó de abusos sexuales por parte de sacerdotes y hermanos en las más diversas entidades católicas.

El papa Francisco lo ha admitido, y por esta razón se convocó esta reunión mundial: La Iglesia no puede seguir ignorando los abusos sexuales en su interior.

La política ha sido, durante cientos de años, que los abusadores sexuales son trasladados de un lugar a otro, cada vez que se ha descubierto de su depredación. Y los sacerdotes donde llegan siguen cometiendo las mismas prácticas abusivas. El cardenal filipino Luis Tagle, que ofreció las palabras iniciales de la conferencia, se quebró de emoción al momento de reconocer el daño que se había causado. "Las heridas de la reciente crisis llevaron un recuerdo de inocentes sufriendo, pero también llevaron el recuerdo de nuestros pecados y debilidad”, dijo al momento en que se le quebraba la voz.

El propio papa Francisco está claro de la debilidad de la Iglesia en este sentido y de las deudas que se han acumulado. Cada día son más los denunciantes de abusos sexuales, incluyendo monjas que han sido acusadas, y se reconoce la presencia de una gran cantidad de sacerdotes homosexuales, que desde posturas de poder han abusado de forma continua de jóvenes bajo su control.

La conferencia del Vaticano no ha iniciado de buena forma. Aparte de las manifestaciones de las víctimas en los alrededores, se han presentado vídeos con testimonios de personas afectadas. Hay serias resistencias a que estos temas se traten como ha indicado el papa Francisco.

El deporte que hizo este jueves el diario El País da cuenta de los testimonios que tuvieron que escuchar los obispos y cardenales que participan del cónclave:

“Desde que tenía 15 años mantenía relaciones sexuales con un sacerdote. Duró 13 años seguidos. Estuve embarazada tres veces, y las tres él me hizo abortar. Simplemente porque no quería ponerse un preservativo ni un método anticonceptivo”. Luego llegaron las de cuatro víctimas más de otros tantos continentes. Un sacerdote violado cuando era un adolescente, también un chico al que volvieron loco. “Lo primero que hicieron fue tratarme de mentiroso, darme la espalda y decir que yo y otros éramos enemigos de la Iglesia”.

De ese modo andan las cosas en Roma y en todo el mundo.

En la República Dominicana el ocultamiento no puede ser mayor. Impunidad total. Silencio absoluto a favor de los sacerdotes y obispos violadores. Desde el Nuncio Wesolowsky hasta el joven sacerdote a quien le acaban de dictar 30 años de prisión por asesinar a un adolescente.

No ha habido ninguna investigación ni parece que hay disposición para que la haya. Solo la Arquidiócesis de Santo Domingo anunció la creación de una comisión para recibir denuncias de violaciones sexuales. De las investigaciones ni se habla. El ocultamiento es tácito para todos los que han cometido delitos sexuales. Y las víctimas tienen miedo, se mantienen ocultas por la vergüenza y porque saben que no habrá justicia. Esa es parte de la forma en que la Iglesia mantiene la impunidad de los violadores.

Aspiramos a que haya disposición de las autoridades para comenzar a investigar, alguna vez, lo mismo que se ha investigado en muchos lugar y ha comenzado a dar resultados. No para dañar la Iglesia, sino para resarcir los daños que las víctimas han recibido y que todavía, por mantenerlo oculto, sigue siendo parte de su tragedia.