Llega el Día Internacional de la Mujer, como cada 8 de marzo, y nos encuentra de nuevo en un debate sobre la pertinencia de un nuevo Código Penal en el que se reconozca los derechos de las mujeres a la dignidad, a no ser violentadas en su integridad, y a poder salvar sus vidas cuando el amor por la procreación las pone en riesgo.
En el ámbito de las políticas públicas la aprobación del Código Penal como lo remitió y propuso el presidente de la República, Danilo Medina, es la más relevante pieza dentro de las políticas oficiales para preservar las vidas de las mujeres y conservar su dignidad.
Corresponde al Congreso Nacional seguir adelante con las propuestas formuladas por el presidente Medina, y de una vez por todas dejar la politiquería y desoír las voces fundamentalistas y misóginas que buscan seguir encadenando a las mujeres a una condición de servidumbre y esclavitud. Desde hace muchas décadas las mujeres de casi todos los países conquistaron esa condición de poder decidir, sin que los pastores, curas y políticos se inmiscuyan para decidir sobre las vidas y la dignidad de millones de mujeres en la República Dominicana, que ansían colocarse, en materia de derecho en las mismas condiciones que ya obtuvieron en países similares al nuestro.
Aparte de este tema, pendiente de decidir por el Congreso Nacional, quedan por resolver otras cuestiones relevantes. Otras políticas para contribuir a equilibrar las condiciones de las mujeres. Entre los pobres son las mujeres las más pobres, entre los que trabajan son las mujeres las que menores derechos tienen y las que menores salarios reciben. En los centros asistenciales y de salud del Estado son las mujeres las más afectadas por las precariedades y baja calidad de atención. Y eso tiene que cambiar. Hoy es el día para recordarlo y para que las autoridades se comprometan, más allá de los discursos con palabras bonitas y elocuentes. Es necesario que haya decisiones.
En la educación las mujeres son muchas más y avanzan más rápidamente que los hombres. En la economía hay rezagos significativos, de acuerdo con el Centro de Género del INTEC, que ha dicho que el 31% de las mujeres depende económicamente de otras personas y que los ingresos promedios de las mujeres representan apenas el 71% de los ingresos promedios que tienen los hombres. Es la evidencia de la desigualdad.
Los temas de más debate, por ejemplo, relacionados con la salud de las mujeres, siguen sin cambios significativos. La mortalidad materna en la República Dominicana está en un 30% por encima de los niveles de la región del Caribe y América Latina. La primera de las razones de causas de muerte de las mujeres es obstétrica (71%), seguida de toxemia (22%), hemorragias (15%) y abortos (13%). Y las políticas de salud pública siguen siendo tímidas para hacerle frente a estos fenómenos letales para las mujeres.
La violencia intrafamiliar, de género y delitos sexuales, que afecta directamente a las mujeres, es una epidemia en la República Dominicana. En el año 2015 hubo 67,187 casos de violencia de género, intrafamiliar y delitos sexuales. La Procuraduría General de la República no ha ofrecido las estadísticas del 2016. Las muertes de mujeres por la violencia y salvajismo de sus maridos, novios y relacionados es vergonzosa para la sociedad dominicana: 277 crímenes contra mujeres en el año 2015.
No se trata únicamente de conmemorar el Día Internacional de la Mujer. Lo que realmente vale, lo que importa, es que los crímenes contra las mujeres se reduzcan al mínimo, que las diferencias salariales por razones de género desaparezcan, y que las políticas de salud y otras políticas públicas sean más inclusivas y tomen más en cuenta la dignidad y capacidad de decisión de las mujeres. Y que los miembros del Congreso Nacional aprueben ya el Código Penal como lo remitió el presidente de la República, Danilo Medina.