Siempre he pensado en poner a prueba las definiciones, escribí en mi artículo anterior. Agregué: una de ellas es la de los medios de comunicación social, ya que suponen que interactuamos con ellos porque me pueden comentar lo escrito de una forma electrónica. Pero, hubo otra que era en referencia del fenómeno que es ACENTO.COM.DO. Como por una casualidad, al dejar de mencionar cómo 8 personas pueden conversar entre sí y tratar temas “delicados”, fue más sorprendente cuando en el artículo anterior tuvimos 81 comentarios de lo más diversos calibres (cuando los conté una semana después).
Si estamos hablando de democracia (tanto aquí como en Haití) nos encontramos con una historia “tergiversada” a dos manos: comenzando por la leyenda negra que los ingleses construyeron luego de haber quemados a través de los piratas los archivos de numerosas alcaldías del Caribe hispánico (Desde La Habana, pasando por Santo Domingo, Cartagena de Indias y muchas otras) hasta que en medio de la “gran rebelión de los esclavos” (iniciada como creencia preconizada por Mackandal, negro cimarrón que entre 1751 y 1758, “aterrorizó” a los colonos blancos, sembrando las semillas del descontento de los esclavos negros). La rebelión de los esclavos se dio en Bois-Cayman el 14 de agosto de 1791, lo que es considerado como el punto de partida de la revolución haitiana.
El impacto de la revolución francesa en los esclavos fue decisivo. Porque si queremos discutir la preeminencia de la isla Hispaniola en la historia universal es por Fray Antón de Montesinos y su sermón de Adviento, la rebelión de los esclavos y la Restauración. Esta última debe revisarse porque la República de Haití temió que el poder militar dispuesto por España era para restaurar la esclavitud. Francisco del Rosario Sánchez murió pasando la frontera, luego de procurar armas en los vecinos. Un punto a estudiar, aunque les quemen las pestañas a los ultranacionalistas, es el aporte haitiano a la guerra Restauradora. Desde entonces hasta 1937 no hubo incidentes entre las dos naciones.
Pero volvamos a nuestro interés: la capacidad de ACENTO.COM.DO de generar diálogo de altura, sosegado (aunque en momentos, díscolo) es de señalar para que la política nacional deje sus patrones autoritarios y volvamos a una democracia consocional, es decir igualitaria. Donde todos tengamos la oportunidad de opinar y participar en el constructo del futuro societal. Es el pensamiento que albergo ante el fenómeno de los comentarios generados por “Lo demasiado hasta Dios lo ve”.