Hoy un amplio grupo de senadores, diputados, síndicos, miembros del Comité Político y del Comité Central del Partido de la Liberación Dominicana, son protagonistas de un acto de enorme trascendencia: entregarán dos millones de firmas, según su propia confesión, para estimular al presidente a que no tenga ningún pudor en violar nuevamente la Constitución de la República.
Es una gran responsabilidad la que asumen los promotores de este acto político. El artículo 124 de la Constitución promovida y aupada por Leonel Fernández, dice claramente que la reelección presidencial está prohibida. Y si al presidente se le pide, y él aceptara ese desatino, estaría violando la carta magna, algo impensable en ningún país democrático y que se respete.
La esperanza es que el presidente Leonel Fernández no acepte estas edulcoradas sugerencias. No va con su historia, con su talante, con su perfil de hombre democrático y globalizado. El propio Fernández ha dicho que un tercer período es negativo para cualquier presidente y para cualquier país.
Albergamos la esperanza de que el doctor Fernández, aunque asista al encuentro de este domingo en el Palacio de los Deportes, rechace amigablemente la sugerencia de la repostulación. Su capital político podría estar en peligro, lo mismo que la unidad de su partido y la posibilidad de la alternancia en los partidos y en el poder del Estado.
El doctor Fernández se encuentra ante una situación parecida a la que fue sometido el ex presidente Hipólito Mejía en el 2002, 2003 y 2004, cuando se lanzó a un proyecto reeleccionista contrario a la Constitución de la República. Mejía introdujo el cambio en la Constitución, y logró que la Asamblea Nacional aprobara una sola reelección y nunca más poder volver a postularse. Contrario a todas las advertencias del desatino de aquella repostulación, el entonces presidente se embarcó en el proyecto y fracasó. Ahora reconoce su error.
Leonel Fernández tiene muchos años por delante. Es el político más valorado en el país y fuera del país. Su imagen ha sido trabajada con muchísimos recursos, con buenas y costosas asesorías, y todo ese capital logrado, con esfuerzo y sacrificio, podría irse al zafacón de la historia política contemporánea.
Violar la Constitución de la República, insistiendo en la repostulación, es un desatino peligroso, rechazado por las instancias más creíbles de la sociedad
Violar la Constitución de la República, insistiendo en la repostulación, es un desatino peligroso, rechazado por las instancias más creíbles de la sociedad. Insistir en la reelección por la vía de la interpretación en el Tribunal Constitucional, es una forma de hundir la credibilidad de ese órgano recién instituído. No hay forma saludable de pasar una reelección del doctor Fernández.
El país creía superada esas truculencias políticas. Se ha debilitado la institucionalidad, se ha perdido el respeto por las leyes, se ha destronado la majestad de la carta magna, y hasta la inversión extranjera, el Estado de derecho y otros valores esenciales del sistema democrático están siendo puestos en cuestionamiento.
Es una vergüenza que los miembros del Congreso Nacional, la presidencia de la República y otros poderes estén involucrados en un propósito tan personalista, como si el PLD careciera de personas con calidad, capacidad y liderazgo para encabezar el Estado.
Los peledeístas deben mirar la lección recibida por los reformistas, hoy sus aliados en este proyecto. Alabaron tanto a Joaquín Balaguer, lo mantuvieron tanto tiempo en el poder y con el control del PRSC, que a su desaparición se convirtieron en una amalgama de subcolores, divididos y sin la orientación de ninguno de sus dirigentes. Encontraron a Leonel y han tratado de hacer lo mismo que con Balaguer ¿Es concebible un liderazgo tipo siglo diecinueve en el siglo veintiuno? No.
El futuro de Leonel Fernández se juega con su decisión de hoy, por el bien del país.