El Código Procesal Penal, que ha sido tan criticado en los últimos años, ha comenzado a brindar frutos en un proceso penal sobre drogas y corrupción, en el que la ciudadanía tiene la vista puesta porque sabe que literalmente podrían surgir macos y cacatas.
Aunque las autoridades del Ministerio Público no lo han informado con transparencia, es casi seguro que llegaron a un acuerdo con la inculpada Sobeida Félix Morel, amante de José David Figueroa Agosto, para ofrecer su versión sincera, como la vivió, del proceso de lavado de activos y tráfico de influencias que protagonizó el capo boricua en el país.
Ahora, con este testimonio ampliamente dado a conocer por Acento, los jueces del proceso no deben dudar en la validación de las pruebas que se les han presentado, así como la investigación del Ministerio Público, que coincide al dedillo con lo que acaba de confesar la inculpada más sonada de este proceso.
Hasta el momento el Ministerio Público ha sido parco en revelar si existe o no un acuerdo. La misma Félix Morel también lo ha negado, afirmando que sus visitas al despacho del Fiscal del Distrito Nacional, Alejandro Moscoso Segarra las realiza para “saludarlo”. Obviamente que nadie cree en este argumento, salido este miércoles en el proceso, como resultado de las presiones de los abogados de los demás impultados, quienes han sido puestos en evidencia y se encuentran seriamente preocupados.
Todos saben que el testimonio de Sobeida es creíble y resulta altamente valioso para que el tribunal por lo menos valore con toda la seriedad posible las conclusiones de la parte acusadora. Lo saben los abogados de los demás inculpados y lo sabe muy bien el propio Ministerio Público, que gestionó la negociación.
Si no se revela la negociación y sus implicaciones, en el momento de las conclusiones y petición de las condenas para los imputados, sabremos si Sobeida fue la cándida consorte de Figueroa Agosto que decidió soltar sus prendas sin pedir que rebaja de las penas, o si por el contrario, aprovechó una oportunidad para reducir los años que le aguardan en prisión y poder compartir algunos años más con sus hijos.