El presidente Danilo Medina ha dado demostraciones de eficacia en el manejo de las relaciones internacionales. Sorteó con suerte y habilidad el vendaval que la lanzaron al país los jueces del Tribunal Constitucional con la sentencia 168-13.

Luego tuvo la oportunidad de reunirse con el papa Francisco, de quien recibió su testimonio de preocupación por los aspectos de justicia y negación de ciudadanía a dominicanos que ya la tenían. Luego recibió la visita del vicepresidente de los Estados Unidos, Joe Biden, con quien abordó varios temas, incluyendo el migratorio.

Acaba de irse del país el secretario general de las Naciones Unidas, Ban-kin Moon, quien hizo un periplo e incluyó a la República Dominicana y Haití. El señor Moon fue claro en declarar que la apatridia era un grave problema, y ahora nos visita el presidente del Consejo de la Unión Europea Herman Van Rompuy.

En cada caso, Danilo Medina y su equipo han tenido que sortear fuertes adversidades locales, por torpedeos, maledicencias, acusaciones y otras barbaridades que hasta pudieran poner en peligro la cortesía característica de los dominicanos con los visitantes.

La visita del señor Rompuy incluyó una reunión conjunta con el presidente de Haití, Michel Martelly, y el presidente Medina. En la declaración final se dijo lo siguiente:

Nuestra reunión de hoy se basa en nuestra voluntad común de fortalecer aún más los lazos entre nuestras dos naciones. Reconocemos que el comercio, la migración, el medio ambiente, la capacidad de recuperación frente a los desastres naturales, la seguridad, la lucha contra el crimen internacional puede ser abordado de manera más eficaz a través de los esfuerzos de cooperación binacionales fortalecidos, en el pleno respeto de la soberanía de cada uno.
También dijeron lo siguiente
La Unión Europea ha sido un socio de larga data de Haití y la República Dominicana, y damos la bienvenida a la presencia del presidente Van Rompuy hoy aquí, como prueba tangible del compromiso renovado de la UE para prestar apoyo y asistencia, contribuyendo al éxito de nuestro esfuerzo conjunto”.

El presidente Medina ha sido muy claro y directo respecto al rol que le toca jugar a la República Dominicana y a la voluntad de encaminar buenas relaciones, sinceras, con Haití.

Lo cierto es que este diálogo que hoy nos reúne nuevamente no es el capricho de dos Presidentes, ni el producto de una coyuntura pasajera. Este diálogo es, en realidad, el paso histórico ineludible que nuestras naciones, en pleno ejercicio de su soberanía, precisan.
Estoy seguro de que el futuro nos mostrará que estamos haciendo lo que la historia nos demanda.

Presidente Martelly, es hora de mirarnos a los ojos, de estrechar nuestras manos y de trabajar hombro con hombro por el fortalecimiento de cada uno de nuestros países.

Porque solo del compromiso franco y del esfuerzo sincero de nuestros gobiernos surgirá la semilla que haga crecer la confianza y el respeto a ambos lados de la frontera.

Compartimos una visión: la de construir dos naciones fuertes, independientes y desarrolladas, capaces de convivir y cooperar, en buena vecindad y desde el respeto mutuo.

Saludamos las palabras del presidente Medina, especialmente, y saludamos los esfuerzos de la Unión Europea para apoyar los esfuerzos nacionales de República Dominicana y Haití para encontrar puntos de encuentro y de cooperación y dejar atrás los años de odio, agresiones y rechazos.