El gobierno del Presidente Danilo Medina promovido la idea que instalar en pleno siglo XXI una planta de carbon de más de 700 MW puede ser una medida coherente con el desarrollo sostenible de un país que vive de su belleza natural, su turismo y los recursos que nos da la naturaleza. Queremos repasar algunos anuncios hechos desde el inicio de la construcción de la planta de Punta Catalina y ver si los mismos son lógicos o, por el contrario, tienen como finalidad distraernos del impacto real ecológico que pudiera tener la planta.
1. En el año 2015 el gobierno quiso promover que las plantas de carbón iban a reducir emisiones de CO2 en el sistema eléctrico, para ello iniciaron la solicitud de registro de las plantas de carbon como proyecto de Mecanismo de Desarrollo Limpio dentro del Convenio Marco Sobre el Cambio Climático de las Naciones Unidas. Esto permitiría que el proyecto generara los famosos créditos de carbono. Fue rechazado. Esto tiene mucha lógica, pues plantas de carbón de última tecnología e implementación de Estados Unidos, operando bajo estricta normativa ambiental y utilizando carbon de alta calidad y mejor impacto ambiental (más costoso) generan al menos 900 kg de CO2 por megavatio hora producido, y el conjunto de la red dominicana SENI tiene una generación promedio de aproximadamente 700 kg de CO2 por megavatio hora producido. Entonces estas plantas contaminarán casi un 30% más que lo que hace hoy el sistema eléctrico dominicano. Es lógico que se haya rechazado el proyecto, quedando entonces en evidencia su impacto negativo.
2. Las plantas de carbón quemarían al año más de 2.5 millones de toneladas de carbon mineral, suponiendo que se compre buen combustible y que las mismas funcionen bajo excelentes parámetros de operación. Se generaría cada año más de tres veces el rockash que AES vertió en Samaná y Montecristi, afectando el ecosistema de manera permanente y generando diferentes patologías y enfermedades sobre la población, como denunció el artículo que publicamos en Acento, producido por la Fundación de Periodismo Investigativo de Puerto Rico:
¿Cómo piensa el estado dominicano solucionar esta bomba ambiental y de salud que dañaría de manera permanente a la población de la zona y el resto del país? ¿Cómo se va a evitar contaminar el mar, las aguas subterráneas y a todos los dominicanos, si la zona donde se instalan las plantas de Carbón y su área de almacenaje de residuos y rockash se inunda con agua de lluvias y con la subida de la marea que provocan las tormentas tropicales y huracanes? Tener respuesta a estas preguntas y un plan de acción supervisado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) pudiera evitar un desastre mucho mayor que el ocurrido en Arroyo Barril y Montecristi.
3. Este mes de octubre la CDEEE y la Comision Nacional de Energia (CNE) han anunciado con bombos y platillos que con la siembra de 1 millón de árboles de caoba el gobierno compensará las emisiones de CO2 de las plantas de carbón. Este sería un importante plan de reforestación, pues ademas de los beneficios que tendría esta captura de CO2, la caoba permite el desarrollo de numerosas actividades económicas sostenibles alrededor de ella y mejora los suelos y los protege. Por ejemplo, una caoba adulta plenamente desarrollada con 50 años puede llegar a pesar hasta 50 toneladas, en casos extraodinarios.
Este importante proyecto de reforestación que lidera el gobierno se traduciría, en caso de éxito total, en que se podrían llegar a capturar hasta 25 millones de toneladas de CO2 en 50 años. Un rápido calculo nos dice que Punta Catalina generaría casi 5 millones de toneladas de CO2 por año, por lo que podemos concluir que aunque este proyecto es bueno, resulta claramente insuficiente para compensar las emisiones que tendrán estas plantas, las cuales el gobierno ha aclarado en numerosas ocasiones que podrán generar energía hasta por 40 años.
Los planes de reforestación son normales en la República Dominicana desde tiempos inmemoriales y normalmente han sido mucho más agresivos que este millón de árboles que están anunciando la CNE y la CDEEE. Entonces, ¿qué es lo que estamos celebrando con tanto ahínco, incluso siendo divulgado por la presidencia de la República? ¿Es que nos hemos vuelto locos o que sencillamente ya admitimos que somos definitivamente tontos?