Llega diciembre y es el momento de celebrar el final de un año lleno de expectativas, alegrías, triunfos, derrotas y esperanzas. En la brega diaria, sin embargo, al llegar el primero de diciembre es como si nada ocurriera, seguimos en los mismos afanes. Pero también recibimos las invitaciones, los momentos de fiestas y la preparación para el aguinaldo navideño, que ya comenzamos a celebrar con el Black Fridays y que seguiremos celebrando con la entrega de la regalía pascual esta semana por parte del gobierno y de una parte de las empresas del sector privado.

Es también un momento para la reflexión sobre lo que hemos hecho durante los últimos 11 meses, si hemos alcanzado los objetivos que nos planteamos para el 2015, y si es posible comenzar a planificar el 2016 con más grandes ambiciones. Claro, será un año de elecciones presidenciales y congresuales, esta vez unidas de nuevo, y será un año de rumba política por el gran ruido que hacen los políticos en campaña y porque ahora también habrá campaña reeleccionista, con todo lo que ello implica.

A propósito del anuncio del gobierno de que el 4 de diciembre se entregará la regalía pascual a los empleados públicos, también hay que recordar la necesidad de conservar -en la medida de lo posible- el ahorro como garantía de solvencia en caso de necesidad o de catástrofe. Uno nunca sabe. Gastarse el sueldo número 13 rápidamente no es aconsejable, y menos si se trata de hacer una celebración con ese dinero.

El gobierno del presidente Danilo Medina inició con un plan de austeridad. Esa austeridad se diluyó en el tiempo, y ya no se habla del ahorro, de salir de los vehículos de lujo y de alto consumo, o del apagado de los aires acondicionado de las oficinas públicas, ni de limitar los viajes de los funcionarios públicos, o no viajar en primera clase. Cosas del pasado, podrá decirse, y ni siquiera eso, porque el ahorro del pasado ha quedado en los decretos y en las leyes. Buenas intenciones.

El 2015 ha sido un año potente políticamente. De éxitos y derrotas. El año comenzó y nadie tenía claro si Danilo lograría adelantar a Leonel Fernández en la contienda pro reelección presidencial. Leonel era movido por los vientos y se mantenía como una figura detrás del trino presidencial, con altísimo poder para lograr la candidatura por el PLD. Otros contendientes estaban en campaña, y de Danilo se sabía poco.

Como en los viejos tiempos de José Dolores Alfonseca y Federico Velázquez, que para las elecciones de 1928, ni siquiera tomaban en cuenta al presidente Horacio Vásquez, porque no había reelección. Y Horacio consiguió cambiar la Constitución y dejar a los líderes de los partidos Nacional y Progresista en babia, quedándose el presidente con el poder absoluto, hasta que llegó el jefe de la Guardia Nacional, Rafael Leónidas Trujillo, horacista, y le dio un golpe, simuló elecciones presidenciales en la que Trujillo fue el único candidato y así se inició una dictadura, la más cruenta de nuestra historia.

Son tiempos distintos, y de aquellas intentonas apenas queda la sombra. Horacio fue antireeleccionista. Firmó un acta con los Estados Unidos, para la salida de las tropas de Estados Unidos del país, que incluía una cláusula antireelección, pero al final se dobló y acogió los consejos de quienes le decían que sin él este país se hundiría. “Horacio, o que entre el mar” era la consigna. La historia recuerda a Horacio por sus tremendos y costosos errores y no por los aciertos que pudo tener.

Este año ha sido importante para el presidente Medina, porque ha sido el más importante de los políticos, porque ha mantenido un activismo y una campaña ininterrumpidas, incluyendo los fines de semana. Ha estado en contacto con empresarios, gentes de la calle, productores agropecuarios, inversionistas y aliados políticos. Es el gran candidato en las elecciones del 2016.

También Luis Abinader se ha mostrado como un político de tiempo completo. Se creó el Partido Revolucionario Moderno, se realizó una convención, y mientras muchos pensaban que Hipólito Mejía le ganaría la contienda interna, Abinader mostró sus garras y puso en evidencia el gran poder que había conseguido a lo interno de la nueva fuerza política. Es el candidato que competirá con Danilo Medina.

El año 2015 ha sido el del sepelio del PRD, como fuerza política de principalía. Y para Guillermo Moreno, Minou Tavarez Mirabal ha sido un año de mostrar sus credenciales como aspirantes a la presidencia de la República. Ambos tienen asegurada su inscripción, y compiten por una parte del electorado, en la franja democrática, que disputarán con Abinader.

Estas consideraciones son parar cerrar el año, pese a que apenas comenzamos el mes de diciembre. Y como diciembre es fiesta y fiesta, hasta enero, la ponemos ahora cuando aún estamos sobrios.