El ejercicio del Consejo Nacional de la Magistratura, entrevistando aspirantes a jueces del Tribunal Constitucional refleja muy bien la formación de los académicos dominicanos, y hasta dónde hemos avanzado en formación jurídica y constitucionalismo, del mismo modo que refleja la pobreza expositiva y la falta de sentido común en ciertos aspirantes.

Al observar lo que dicen los aspirantes en los primeros cinco minutos que se le otorgan para expresen las motivaciones de presentarse, vale decir, que expliquen por qué piensan que deben ser escogidos miembros del Tribunal Constitucional, los candidatos y candidatas se pierden -generalmente- en una apología de su propia formación y de la extendida dedicación a cursos y talleres que terminan llenando sus currículos, que al sumarse las horas dedicadas a esas tareas, pareciera que solamente han hecho cursos en sus vidas. Alguno incluso llegó a decir que contaba con un currículo de 80 páginas.

Positivo, muy relevante ha sido que los aspirantes, una parte significativa de los que tienen posibilidades, ha tenido que definir aspectos ideológicos y políticos de su formación y relacionado con su pasado. Incluso los que han tenido posiciones políticas, y militancia política partidaria, que no los elimina de ser escogidos, pero que los ubica con tendencias que son fundamentales en la lucha política e ideológica en que hoy se debate la sociedad dominicana.

Los nacionalistas y conservadores han definido su posición, bajo el entendido de que ello los beneficia, ante un Consejo Nacional de la Magistratura que igualmente Puede ser definido como híbrido, pero que está integrado esencialmente por personas ideológicamente conservadoras y nacionalistas. Algunos -como Juan Miguel Castillo Pantaleón, han tratado de sacar ventajas de sus posiciones en asuntos como la sentencia 168-13 o la relacionado con la declaración de nulidad del mecanismo de adhesión a la Corte Interamericana de los Derechos Humanos.

Otros casos se relacionan con el reeleccionismo y las posiciones que se debaten sobre el rol del Tribunal Constitucional, que no admitió un recurso que buscaba declarar inconstitucional a la propia Constitución de la República. En este sentido, los representantes de la oposición han jugado su rol, tratando de poner en evidencia que los seleccionados podrían estarlo previamente por la mayoría de votos con que cuenta el presidente de la República, Danilo Medina.

Pantomima o no, juego democrático o mascarada para burlas incautos, las entrevistas son forma de mostrar las fortalezas y debilidades de la sociedad dominicana y la verdadera debilidad de sus instituciones, que esencialmente depende de mecanismos formales, como el Consejo Nacional de la Magistratura, pero que todo el mundo sabe que el control sigue estando en el Poder Ejecutivo, que lo preside y lo convoca.